Renta Básica, Cive Pérez,

Entrevista a Cive Pérez

Renta Básica Universal: la peor de las soluciones (a excepción de todas las demás)

Cive Pérez llega al Matadero de Madrid a la hora exacta con pasos lentos y contemplativos en una calurosa tarde que pide una terraza con algo de sombra. Cive nació en el 48 pese a que su aspecto no aparenta tantos años. Fue director de diversas publicaciones como la agencia Pentapress, La Voz de Chamartín o Distrito, entre otras. Ha participado a lo largo de su vida en diversos movimientos ciudadanos y ayudó a fundar la asociación ATTAC en España. Ha publicado varios libros, entre otros Diccionario del paro y otras miserias de la globalización o Política para los muertos civiles, por el cual le otorgaron el premio Primero de Mayo de la Unión Sindical Obrera. Otra de sus obras es Renta Básica Universal: la peor de las soluciones (a excepción de todas las demás), un ensayo amplio y profundo en el que defiende, como lleva décadas haciendo en distintos ámbitos de la sociedad civil, la necesidad de un Ingreso Garantizado como herramienta en un nuevo Contrato Social adaptado a los tiempos que corren. A estas alturas de su vida, le gusta presentarse como ‘montañista’ e inventor de libros.

Nuestro encuentro tiene como objeto profundizar en todo lo que rodea la Renta Básica Universal desde un espacio que permita, como en realidad requiere cualquier asunto, ahondar con serenidad y amplitud en las claves de esta propuesta.

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Cive Pérez, autor Renta Básica Universal

¿Qué es la renta básica?

Un economista liberal me reconoció que, con la robotización y la pérdida de empleo, iba a ser necesario en un futuro plantear «rentas básicas para una parte de la población». Es interesante que un liberal abra esta puerta, pero su afirmación demuestra que no comprende realmente lo que es una Renta Básica Universal (RBU en adelante). Por tanto, ¿qué es exactamente la RBU?

Lo comprende demasiado bien. Él es consciente de que va a haber un excedente de población que no va a tener empleo y por eso les quieren dar una prestación. Pero claro, sería una prestación condicional que es un concepto de ayuda, una ayuda para pobres que siempre queda al arbitrio de alguien que decide a quien se le da y a quien no, mientras que la RBU tal y como la proponemos sus defensores, es un derecho. Es un nuevo derecho adaptado a los tiempos y como tal, es universal para todas las personas, no es “para aquellos que…”. Naturalmente, “los pobres” serían los más beneficiados, de la misma forma que hoy al tener derecho a la sanidad universal, el más beneficiado es aquel que no pueda pagársela y tiene necesidad de operarse.

En su definición “canónica”, la RBU sería una renta garantizada de forma incondicional a todos los individuos —podríamos decir, si quieres, para los que cumplan la mayoría de edad, por equipararla al derecho al voto—, sin necesidad de someterse a una prueba de recursos ante la Administración o de estar realizando algún tipo de trabajo. Se trataría, pues, de un ingreso pagado por el Estado a cada miembro de pleno derecho de la sociedad, incluso si no quiere trabajar, sin tener en cuenta si es rico o pobre, sin importar con quién vive.

Sería como un suelo mínimo que se percibiría como derecho a la existencia. Es un perfeccionamiento de eso que dice la Declaración Universal de los Derechos Humanos: «Todos tenemos derecho a la vida». Pero «derecho a la vida», ¿qué es? ¿Que no me maten, que no me agredan? Vale, pero la vida necesita recursos. Cuando va a faltar el famoso derecho al trabajo, que habría que llamar “derecho al empleo” y que, por lo demás, es una falacia, pues tenemos la RBU, que además sería acumulable a cualquier otro tipo de ingreso.

Uno de los rechazos que genera la RBU es su supuesta inviabilidad económica. Sin embargo, diría que antes hay otro rechazo mayor, que es cultural, que duda de su justicia. Desde un punto de vista ético, ¿cómo justificarías su implantación?

En una sociedad elemental, una pequeña comunidad, sería totalmente injusto que estén todos trabajando, por ejemplo, para segar la mies, segar los trigos, hincando el lomo bajo el Sol, y cuando tienen el trigo aparezca uno que no ha estado allí porque no le apetecía y se presente para comer. Eso está criticado en la segunda epístola tesalonicense de Pablo y en el artículo 12 de la Constitución Soviética de 1936, que dice literalmente: «Quien no trabaje, tampoco coma» [1]. Eso presupone un acceso universal al trabajo, es decir, que si alguien no trabajase sería por pura vagancia. Pero eso pierde su sentido ético y de reciprocidad en el momento en que no todos, aunque estemos en disposición y con voluntad de trabajar, podemos hacerlo. El empleo ha sido repartido por el sistema y la automatización cada vez va expulsando más personas [de ese sistema].

Pese a no ser un tema que se haya tratado con amplitud y seriedad en el ámbito político o mediático, la RBU como posibilidad de mejorar la vida se ha tratado durante siglos. En la época de los Reyes Católicos, Juan Luis Vives decía que, en vez de caridad privada o eclesiástica, eran las autoridades públicas las que debían erradicar la pobreza. Thomas Paine planteaba que cada propietario de terrenos cultivados adeudara a la comunidad una renta del suelo por el terreno que ocupase. Charles Fourier hablaba de un mínimun. Es decir, hay una evolución en la búsqueda de soluciones para acabar con la pobreza que lleva a la RBU. ¿Cuál es la esencia de esta idea?

Lo primero que habría que decir es que la pobreza es antinatural, es una institución social. Es igual que la esclavitud; la esclavitud no es natural, y se instituye en la sociedad en la antigüedad. Luego fue abolida porque era productivamente ineficaz. Lo mismo sucede con la pobreza, no forma parte del estado natural de las cosas, no existe en la naturaleza. Las sociedades más parecidas a las del Neolítico, las comunidades que han sido estudiadas por los antropólogos, carecen de pobreza, entendiéndola como desigualdad. Una comunidad del Amazonas es más pobre que nosotros, que tenemos coches, grabadoras y todo este tipo de cosas, pero son todos exactamente igual de pobres. Pero, principalmente, la pobreza es desigualdad. Y la desigualdad, lo estudiaba Thomas Paine, nace con la civilización. Desde ese momento se ha asumido que la pobreza existía y se han buscado soluciones. Pues estaríamos en el momento de llegar a la solución más noble.

Luis Vives, sí, dice que no sea la caridad privada, que sean las autoridades, en concreto en la ciudad de Brujas, muy bien. Son pasos interesantes, pero aun así, siempre son ayudas, es decir, damos por hecho que existe el pobre. Con la RBU vamos a poner un ingreso que esté por encima del umbral de pobreza, o sea, que vamos a erradicar la pobreza como tal. Eso sí sería un estadio de un avance de justicia social y de instalarnos en la modernidad. Ya no habría que ayudar a los pobres. Es definir un estado en el que no se tolera que haya pobres.

Hay una serie de elementos que invitan a pensar que vivimos un cambio de paradigma, una nueva época que no va a poder entenderse con las herramientas intelectuales, ideológicas, económicas, etc, que se han usado hasta ahora: la robotización, el cambio climático, la precariedad, la desigualdad, la utopía del pleno empleo… ¿Es la RBU la solución definitiva o es un parche? Tú titulas el libro como Renta Básica Universal: la peor de las soluciones (a excepción de todas las demás).

Claro, si creyéramos que la RBU es la panacea, que va a cambiar la Humanidad, nos lo copiarían en el resto de la Galaxia. No, no, ni mucho menos. Es una herramienta de distribución del producto social mucho más justa, que no va a cambiar radicalmente el modelo productivo. Sí que está llamada a sustituir a esas otras rentas que son injustas, para empezar porque, como no son universales, no llegan a todo el mundo, y son una humillación, una estigmatización.

En esa visión limosnera de la organización social, esa idea de como no eres capaz de valerte por ti mismo, tenemos que darte una limosna, ¿dónde queda la dignidad de las personas?

Esto no es ninguna tontería. Mira, si hubiera un robot cuando vas allí a pedir el subsidio, pues oye, el robot procesa lo que le expliques y te da la ayuda. Pero como queda al arbitrio de una serie de criterios políticos más criterios funcionariales, quieras que no, se ha ido creando un vicio a lo largo de los años donde esos funcionarios te miran con desconfianza. Mi criterio, en este sentido, es que cualquiera de nosotros forma parte de la comunidad política, del cuerpo electoral. Lo suelen llamar “rentas de inserción”… a mí no me tiene que insertar absolutamente nadie, es un derecho que hoy pido con fuerza porque es el sistema el que tiene la avería, no soy yo. No es mi incapacidad para llevar a cabo un trabajo, sino la del sistema para proporcionármelo, así que el sistema me debe esa indemnización.

La RBU sería una herramienta más del nuevo Contrato Social. Hasta hace un par de décadas, había un acuerdo tácito entre patronos y trabajadores: el ‘pacto fordista’, que podría resumirse en la propuesta patronal: Vosotros trabajaréis y nosotros os pagaremos bien, a cambio no cuestionaréis el sistema capitalista como tal olvidando la revolución. Pero ese pacto se ha quebrado, porque ni hay empleo para todos ni el que hay lo pagan bien. La garantía de un ingreso mínimo, pagado por el Estado de forma incondicional a todas las personas, es uno de los ejes del nuevo Contrato Social que, más pronto que tarde, habrá que establecer para equilibrar la devastación causada por las políticas de la globalización neoliberal.

Eso que comentabas de que la RBU no alteraría el modelo productivo… ¿por qué? Voy a plantear un futurible, quizás un tanto burdo, pero si una empresa paga a su plantilla 800€ al mes y ésta decide que no van a aceptar ese sueldo porque ya lo obtienen con una RBU, ¿esa empresa está capacitada para pagarles un salario más decente o, al no poder, tendría que contratar menos y perdería producción? ¿Cómo se manejaría todo esto?

Digamos que la reivindicación de la RBU es una reivindicación social, pero esa parte empresarial tenemos que dejársela a la iniciativa empresarial. Si estuviéramos trayendo aquí el “socialismo total”, tendríamos que resolver todo, pero no, lo estamos haciendo en este marco. Y el liberalismo, la economía de mercado reivindica el gran papel creador, innovador del empresario, no le voy a organizar yo todo. Pero vamos, que gracias a la mecanización ya se las apañan.

Se han hecho varios experimentos de RBU en distintas partes del mundo y en periodos cortos, demostrando no solo que es posible sino que son experiencias positivas. ¿Son prueba suficiente de la viabilidad de la RBU en todos los sentidos?

No. Esos experimentos no buscaban demostrar la viabilidad económica, sino que buscaban romper esos prejuicios de que las personas que perciben una RBU se echan a la mala vida, son vagos, etcétera. Eso es lo que buscaban, porque hacer un experimento con una muestra de dos mil personas claro que es viable económicamente. Y curiosamente, alguno como el Mincome que se probó en Canadá [2], demostró que la sociedad, allí donde se hacía, no solamente la gente no se echaba a perder, sino que al estar menos estresados, bajaba su nivel de incidencia clínica.

Eran más felices.

Claro.

¿Cuáles serían las líneas centrales de una propuesta de RBU para España?

Hay varios colectivos que manejan propuestas, como la Marea Básica. Se ha ido acuñando la idea de que sea una prestación que se sitúe por encima del umbral de la pobreza, unos 600€ mensuales. Ahora, si fuéramos a propuestas de viabilidad económica, Juan Gimeno, que ha sido Rector de la UNED y miembro de Economistas Sin Fronteras, tiene un cálculo que cito en el libro, que utiliza una RBU más modesta, en torno a los 400€, y lo que hace es compensar la cantidad de prestaciones como puede ser el subsidio de paro, que se quitarían por ser redundantes, ya no serían necesarias. La RBU tiene una virtud respecto a esas rentas, y es que ya es tuya, es un derecho que no depende de si el gobierno que viene es más o menos generoso. De alguna manera, se autofinanciaría con los recursos existentes y una reforma del IRPF. Hablamos de una cantidad considerable pero viable.

Por otro lado, un grupo de investigadores de la asociación Red de Renta BásicaJordi Arcarons, Daniel Raventós y Lluís Torrens, ha realizado un estudio que demuestra que, haciendo una reforma fiscal, es posible financiar una RBU en nuestro país mediante una gran redistribución de la renta. Es un estudio demasiado complejo para resumirlo en dos palabras, pero demuestra que es posible financiar una RBU para todas las personas mayores de 18 años que residen en España de 7.500 euros anuales (625 euros mensuales). Para los menores de edad las cantidades serían un 20 o un 30% de la RB para los adultos. En cualquier caso, la reforma fiscal que proponen, con un tipo único del 49% es tan ambiciosa que precisaría de una voluntad política de gran calado.

Renta Básica Universal, Cive Pérez

El Trabajo

Da la sensación de que, en general, la gente no distingue entre trabajo, ocupación y empleo, tres categorías que ayudan a aclararse. ¿Puedes indicarnos la diferencia básica entre las tres?

Sí, se confunden porque siempre se habla del “derecho al trabajo”. El Trabajo es una potencialidad de los humanos, y también de las máquinas. Una locomotora tira de un tren o un telar hace ropa. Por su parte, el Empleo es un artefacto social, una construcción social. No hay empleo en una sociedad primitiva, hay empleo en sociedades avanzadas. No había empleos en la antigüedad, no había empleos en la Edad Media, donde había siervos a los que se les arrebataba la plusvalía… solo en una sociedad moderna se habla de empleo, ligado principalmente a la etapa ‘fordista’, que también ha caído.

El empleo siempre se ha considerado una mercancía, desde el momento en que hablan de “mercado de empleo”, mal llamado “de trabajo”. Pues bien: si hay una mercancía que el capitalismo no puede suministrar, es el empleo. Para el resto, el capitalismo tiene una enorme capacidad de suministrarnos coches, cámaras y demás aparatitos, pero el empleo ya no.

¿El elemento clave es el salario?

Claro, pero se trata de un contrato desequilibrado. Una de las partes tiene la sartén por el mango, te hacen contratos por semana, te despiden, etcétera, y [los empresarios] se ven apoyados por leyes que les facilitan esa situación de superioridad. Hubo una época en la que el empleo funcionaba medianamente bien, pero hoy se ha averiado, y ha nacido la figura del trabajador pobre. O sea, encima que trabajas, eres pobre.

El trabajo que hacen fundamentalmente las mujeres en las casas, cuidado de niños, luego de ancianos, manteniendo hogar… si ese trabajo se facturase, representaría una cantidad tremenda del PIB. Se duplicaría o se triplicaría. ¡Es trabajo! Y cuidar ancianos o niños, además de que requiere cierto vigor físico, es agotador, consume tiempo.

Cuando decimos: ¿Desincentivaría una RBU el trabajo? No, desincentivaría el empleo. Seguramente ese trabajo basura que quizás yo no cogería porque ya tengo un mínimo para comer, no me vería obligado a someterme a trabajos casi de esclavitud. ¿Qué me quiero comprar una moto? Pues tendré que trabajar, porque la RBU no me da para una moto, pero no entraríamos en ese dilema de “o te humillas o no comes”.

No hay alternativas, no estás eligiendo entre distintas opciones, sino entre lo malo y lo peor.

Sí, la RBU viene a dignificar y, como se dice hoy, a empoderar a la población.

Esto del empleo como artefacto, ¿en qué consiste? ¿Cuál es su función?

Bueno, en su tiempo organizaba la capacidad de trabajo de la gente y también, aunque se quedasen con la mejor parte, organizaba la distribución del producto social. Había cierta distribución y durante una época funcionó, y a las clases trabajadoras les llegaba una proporción de dinero suficiente para llevar una vida que a lo mejor a los moralistas no les gustaba porque se basaba en el consumo, pero bueno, hoy es que eso ni existe. Ese artefacto funcionó pero ahora está averiado por razones políticas y por la automatización.

Y la robotización.

Bueno, la robotización aún no ha llegado como tal. Por cierto, la palabra “robot” (me parece que es en checo) significa “siervo” [Robota (del checo): trabajos forzados, servidumbre].

Un robot no necesita descansar, no hay que pagarle la seguridad social…

Claro, ni un salario. Por eso, Norbert Wiener, el padre de la cibernética, cuando empieza a prever en 1948 las consecuencias que tendría, dice que intentar competir con las máquinas sería situarse en la posición del esclavo.

En tu libro citas al jurista Marco Tulio Cicerón (107-44 a. C.), que afirma lo siguiente: «Cuanto tenga que ver con un salario es sórdido e indigno de un hombre libre, porque el salario en esas circunstancias es el precio de un trabajo y no de un arte». ¿La resistencia al trabajo es holgazanería?

Bueno, aquí hablo de la parte filosófica. Los romanos y los griegos, etcétera. En los últimos tiempos se ha mitificado el trabajo, cuando en el fondo el trabajo es penalidad. Trabajar en sí mismo no dignifica, lo que dignifica son las acciones creativas de los seres humanos. Si ahora mismo hubiese que barrer esta terraza, pues la verdad es que es bastante desagradable. Otra cosa es que nos repartamos la tarea ingrata y ya está, lo hacemos. Pero barrer en sí mismo no dignifica.

Cicerón y compañía tenían una concepción elitista. Es que allí había esclavos. Tanto en Grecia como en Roma había esclavos. Y este discurso de los patricios, de los nobles, es que no…

Claro, pero sí que hay una idea que plantea que, si hay algo que siempre ha generado resistencia en los seres humanos, es el trabajo.

Sí, lo dice Freud, para no irnos tan lejos. Uno de los grandes problemas que han tenido siempre los dirigentes sociales ha sido convencer a la gente para que trabajara. Claro, el cuerpo, igual que en Física, tiende siempre al estado de reposo. Si te hacen trabajar sin una compensación… mira cómo cuando un investigador puede desarrollar su trabajo en buenas condiciones, logra cosas importantes. Los grandes avances no han surgido de la pereza, sino de gente que tenía la capacidad de trabajar en aquello que lo ilusionaba. Pero la verdad es que aquí entramos en un aspecto bastante filosófico de la concepción del trabajo. La RBU liberaría a la gente de las penalidades del trabajo desagradable, y a la vez liberaría potencialidades creativas. Como ya tengo para comer, voy a trabajar en esto que me gusta. No todos somos Mozart o Picasso, pero podemos hacer trabajos bastante creativos. Incluso trabajos comerciales, un chiringuito o algún puesto de servicios. Liberaría las auténticas energías del trabajo.

Eso que decías de Freud tiene que ver con la “ideología del trabajo”, esa necesidad de exaltar sus bondades.

Sí, lo han hecho siempre, la Unión Soviética tenía a los héroes del trabajo, se llamaba Stajánov. Si leéis Rebelión en la granja, de Orwell, el caballo que trabaja ciegamente sin cuestionar la finalidad, encarna a Stajánov. Se exaltaba el trabajo porque, en principio, todo el mundo iba a trabajar. Y en el resto de las sociedades igual. Como diría Lafargue, curas, economistas y moralistas tienen que estar siempre exaltando las virtudes del trabajo [3].

En cualquier caso, que no parezca que la RBU se hace para huir del trabajo. Es que en la coyuntura actual, no hay trabajo para todos, ni lo va a haber.

Renta Básica, entrevista Cive Pérez

La pobreza

A veces hablamos de pobreza sin pararnos a pensar qué es. Tú hablas de tres categorías. ¿Qué es la pobreza?

La pobreza, fundamentalmente, es desigualdad en el entorno en el que vives. Yo he estado en países de África y son muy pobres, muchas veces tienen lo elemental, “la Tierra y el Cielo” que se dice. Con 600€ allí alguien sería rico. Pero aquí en Madrid, con ese dinero sería muy difícil vivir. Por tanto, hay que entenderla como desigualdad. Luego hay medidas sociológicas que te hablan de pobreza absoluta, severa, umbral de pobreza… Según el criterio adoptado por la OCDE, se define umbral de pobreza como el 60% de la mediana [4] del ingreso general. Se utiliza la mediana porque es una medida más robusta que la media. La media sugiere que si tú cenas un pollo y yo un vaso de agua, cada uno ha cenado medio pollo y medio vaso de agua.

Cogiendo ese criterio, el de la OCDE, más del 20% de la población podría estar por debajo del umbral de la pobreza, empezando por los pensionistas que no llegan a ese nivel de ingreso. Luego hay otras medidas como el índice AROPE que incorpora otros elementos. Se trata de medidores que cuantifican la pobreza, pero en esencia la pobreza es desigualdad, y además sobrevenida.

A eso iba, existe el mantra de que “siempre ha habido ricos y pobres”.

Pues no, lo comentábamos al principio. Basta con recurrir a los estudios de los antropólogos que pudieron observar en el Siglo XIX comunidades en un estado más o menos natural en África o el Amazonas, y no hay pobreza. Para empezar, las sociedades primitivas no tienen propiedad privada, es un estado comunal. Esa comunidad podrá ser más pobre que otra porque a lo mejor la otra podía cazar y esta no, pero dentro de la propia comunidad todos son iguales. Habrá celos, envidia, avaricia…

Habrá jerarquía también.

Jerarquía sí, pero no desigualdad económica, porque la pobreza es desigualdad económica. ¿Por qué? Pues porque en la civilización surge la propiedad privada y luego la necesidad de apropiarse de una forma no natural, pero sí lógica, que es la agricultura. Es lógico que si yo trabajo la tierra, quiera quedarme los beneficios. Pero otros ya no podrán cazar, coger setas o productos en ese campo. Ése es el criterio que toman Paine o Fourier, el de la pérdida de los derechos naturales sobre la tierra, pues todos somos co-propietarios iguales de lo que hay en La Tierra: de los árboles, la pesca, el aire… bueno, pues cuando unos se especializan y acotan terreno, deberían pagar una indemnización al resto.

¿Por usar lo que es de todos?

Exacto. Este bar en el que estamos está pagando por ocupar un espacio por el que ya no podemos pasear. Es un planteamiento bastante lógico incluso en criterios capitalistas: se pagan rentas del suelo, rentas de alquiler. ¿De quién es el petróleo?

Estaba ahí antes que nosotros.

Sí, se dirá que unos hacen el trabajo y ponen el capital para extraerlo. Aun así, estaba antes.

Uno de los triunfos de la doctrina neoliberal es la interiorización del individualismo. La idea de que “el mundo es de los mejores”, “llegarás hasta donde quieras”, etc. La idea de que uno, por sí mismo y sin necesidad de nada ni de nadie, puede ser todo lo que se proponga, “ser empresario de su propia vida”. Este planteamiento lleva a la idea de que el pobre es pobre por su culpa. Es pobre porque quiere, porque no se ha esforzado. Culpabilizar al pobre se convierte en una estrategia muy efectiva para fomentar la insolidaridad.

Eso es una falacia por lo siguiente: las reglas del juego ya están marcadas. Denme —y lo digo de forma retórica— el derecho a usar armas. Entonces, ya veremos si todos somos iguales y se implanta la ley del más fuerte, pero es que ahora hay unas clases que dominan, y cuando los dominados intentan levantarse, les mandan a la policía. El juego no es limpio. Si vamos a la ley del más fuerte, vamos todos igualmente armados. Naturalmente, por una serie de convenciones, no queremos una sociedad con armas, pero eso de que todos estamos en igualdad de condiciones para competir es falso. El campo ya está repartido, esa doctrina liberal de “dejad hacer”, etcétera, no es cierta.

El liberalismo ha triunfado gracias a los medios de comunicación, que patrocinan sus principios. Quien paga los violines escoge la música. Revista Mongolia acaba de sacar en su último número un reportaje titulado ¿A quién lees cuando lees El País?, y te muestra a los accionistas, y vemos que detrás tienen bancos, empresas de gas… esos editoriales, ¿a dónde van a ir? Pues el gran éxito del neoliberalismo fue ese, dominar los medios de comunicación para obtener un gran apoyo propagandístico.

Pero cuando empezó esto, Thomas Hobbes y el patrón de los liberales, John Locke, decían que en un principio todos éramos iguales, pero ponen una convención para no estar aplicando la justicia por nuestra mano; en el caso de Locke, mediante un Contrato Social, algo más suave que Hobbes. Pero si leemos a Locke, comete una metedura de pata tremenda con su ideología: él dice que la tierra, como la he trabajado, me pertenece. Bien. Pero hay un pasaje en el Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil que dice: «Y por tanto, toda la hierba que un hombre y su criado hayan segado, le pertenece» [5]. Entonces resulta que en el estado original, ¿un hombre y su criado? ¡Ha metido al criado! Locke, por lo demás, era accionista de una empresa de trata de esclavos [6].

Con la pobreza pasa algo parecido a lo que sucede con las sectas: cualquiera puede caer en sus garras y es muy difícil salir. Cuando alguien ve a un pobre y dice “que se ponga a buscar trabajo”, uno se pregunta: “¿Qué debe hacer ese buen hombre, presentarse en una tienda con sus harapos y pedir trabajo?”. Esta falta de empatía quizás se deba al desconocimiento sobre la situación de la gente que ha caído en la pobreza y que, automáticamente, se mueve en un universo diferente, donde no valen nuestras lógicas. ¿Puedes explicar cuáles son los elementos de esta trampa? ¿Qué es lo que hace tan complicado salir de ahí una vez has caído?

Esto lo representa muy bien la película Yo, Daniel Blake, de Ken Loach. La trampa de la pobreza es un análisis de los fallos de las ayudas actuales, las ayudas condicionales que dan las comunidades, etcétera. Están inspiradas en las Leyes de Pobres del Siglo XIX en Inglaterra, que crean unos estatus de pobreza que llamamos trampa por lo siguiente: como es una ayuda que, para conseguirla, tienes que demostrar que eres pobre, cuando logras que te den un miserable subsidio, ¿qué haces si te ofrecen un trabajo? Es un problema porque si aceptas el trabajo, pierdes el subsidio. Claro, si me dices un trabajo de funcionario remunerado para toda la vida, no hay problema, pero si me estás ofreciendo un trabajo de dos semanas, tres meses… ¿y luego qué? ¿Volverán a darme la ayuda?

Muchos aceptan, pero bajo cuerda, es decir, con fraude, un fraude obligado por el sistema. Sigo cobrando el paro y ahora hago este trabajo en negro. La RBU superaría eso, porque como te da ese ingreso y te libera para poder seguir añadiendo las rentas que quieras sin penalizarte, sin tener que esconderte, desaparecería esto que llamamos Poverty traps, las trampas de la pobreza, que son un vicio del sistema.

¿Cómo se enfrenta ese discurso, esa idea de que “ése está en la calle porque es un vago”?

Yo creo que eso está desapareciendo a medida que la precariedad se extiende. Hace un tiempo, eso se decía más cuando se hablaba de RBU, pero hoy en día creo que la gente se da cuenta de quiénes son los vagos. Hoy en día hay mucha gente que no trabaja y no es porque no quieran, es porque no hay empleo. Hoy todo el mundo está deseando trabajar, pero trabajar con dignidad, poder tener acceso a los bienes del sistema. Que luego haya una minoría de gente desestructurada y tal, bueno, sería asunto de los trabajadores sociales, pero no de los “policías del sistema”, estos que ofrecen las ayudas y te enjuician a ver si estás adaptado. Eso es trabajo de los asistentes sociales.

La robotización, cada vez más, está quitando trabajos, y también trabajos cualificados, porque los algoritmos que crean superan incluso la capacidad de un médico para recetar.

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Aquí hay una paradoja, porque siempre está el ideal de trabajar menos para tener más ocio, más tiempo libre con el que disfrutar de la vida. Pero al perder empleo con los avances tecnológicos y no complementar esta situación, haciendo que sigamos dependiendo del empleo para tener recursos con los que acceder a los bienes básicos, te quedas con que ese avance hace que la gente viva peor.

Claro, pero es porque hay un desarreglo social. Cuando en el Siglo I antes de Cristo aparecen los molinos de agua, entonces molían las mujeres. Un poeta, Antípater de Tesalónica, escribe unos versos que te voy a leer: «Dejad de moler ¡oh vosotras!, mujeres que os esforzáis en el molino; dormid hasta más tarde, aunque los cantos de los gallos anuncien el alba. Pues Deméter ordenó a las ninfas que hagan la tarea de vuestras manos y ellas, saltando a lo alto de la rueda, hacen girar su eje, que con sus rayos mueve las pesadas y cóncavas muelas de Nisiria. Gustemos nuevamente de la vida primitiva aprendiendo a regalarnos con los productos de Deméter sin esfuerzo».

Es decir, es una alegoría de que ya en aquellos tiempos, cuando aparece algo novedoso, vamos a disfrutarlo, ¡si es mejor! Tenemos una tecnología tremenda, vamos a disfrutarla. Estaríamos hablando de la parte filosófica, de pensar en una sociedad más humana, que no es de vagos, pero si los molinos me están sacando el agua, ¿por qué voy a estar yo compitiendo con el molino para demostrar lo virtuoso que soy? Seré más virtuoso haciendo poesía, tocando música o haciendo trabajos de investigación. El Ingreso Garantizado me permitiría aumentar mis niveles de libertad real, para decidir, para actuar.

En cualquier caso, esta es una de las potencialidades de la RBU. La otra, la principal, es que si mañana un pobre percibe una RBU, deja de ser pobre. Es que me gusta ser modesto en esto: de la misma forma que no me gusta que los detractores de la RBU se pongan a fantasear con que si la gente no trabajaría y tal, tampoco me gusta decir “¡sería un mundo donde todos seríamos ángeles!”. No, hoy hay gente bastante ‘mala sangre’ y hay gente buena. Mañana serían los mismos pero con un ingreso. El que sea un ‘mala sangre’ no creo que esto se lo vaya a quitar.

Tampoco vamos a mitificar la RBU, ¿no?

No, es que es una herramienta. Ha habido avances en la protección social como la jubilación. Hoy de los casi 9 millones de pensionistas que somos aquí, pues imagino que el que ha sido mala persona seguirá siéndolo, y no por eso deja de dársele la prestación.

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La Lucha por la Renta Básica Universal

¿Cómo plantear el debate en un terreno hostil y condicionado por las lógicas neoliberales?

Ya no es tan hostil, cada vez lo es menos. Hasta los neoliberales se están convenciendo. La diferencia es que ellos solo querrían darlo a quienes no tengan trabajo, porque se dan cuenta de que no va a haberlo, y la otra solución es universalizarlo. Esa es la gran diferencia: concebirla como un derecho y no como algo para la población residual.

¿De dónde nace el rechazo que ciertos círculos de izquierda muestran hacia la RBU? Porque los hay.

Pues claro que los hay… algunos, que no diré, rozan el ridículo con su persistencia. La RBU no nació en una matriz ideológica de izquierdas, porque la izquierda siempre estuvo nucleada entorno al trabajo, y no ha salido de la zona de confort, no se ha dado cuenta de que el trabajo ha ido sufriendo diversas metamorfosis —el trabajo como empleo—. Puesto que la izquierda no consiguió, más allá del fallido experimento de la URSS, imponerse como tal izquierda, lo que predomina siempre es el capitalismo. Y la izquierda ha perdido la perspectiva porque están mirando a través del espejo retrovisor

Yo no creo siquiera que aspiren al modelo antiguo de “vamos a hacer la revolución”, sino que se trata de la comodidad, la inercia de no pensar en algo nuevo. Pues esa izquierda, cuanto más ortodoxa sea, más se opone. Ellos siguen buscando el pleno empleo. Bueno, yo también podría proponer hacer crecer la hierba sobre láminas de cristal, pero son entelequias. Creo que fundamentalmente se trata de auténtica pereza mental, incapacidad de reinventarse. Pensar supone un trabajo, en cambio, no pensar y repetir el catecismo, el mantra, es más fácil. Realmente, eso es pereza.

 

Ejercicio de debate

Me gustaría que hiciéramos un pequeño ejercicio. Para hablar todo lo que hemos hablado, se requiere un espacio y un tiempo que no es muy habitual en la vida cotidiana. Voy a tratar de lanzarte una serie de ideas básicas que se manejan en el argumentario ‘anti-RBU’ para que me respondas de una forma más directa, como si estuviésemos en una sobremesa y no contásemos con las dos horas que llevamos de entrevista.

Dale.

Primera idea: “La RBU haría que nadie trabajase”.

Hoy no hay RBU y hay mucha gente que no trabaja. Y para empezar, diferenciemos entre trabajo y empleo, porque a lo mejor hay gente trabajando en su casa y no está cobrando por ello. Entonces, la RBU no va a hacer que la gente no trabaje, va a dar a la gente un mínimo y luego ellos verán lo que hacen. Se trata de un margen de libertad, mientras que hoy te obligan a trabajar no de una forma virtuosa, sino de una forma cercana a la prostitución, es una humillación.

Segunda idea: “¡Cómo vas a dar una RBU a los ricos!”.

Sencillamente porque están en el universo. Como la RBU es universal, de la misma forma que no puedo negar a un rico el derecho al voto, no puedo negarle que beba de una fuente pública o que entre a la sanidad pública si tiene una enfermedad —y sin embargo los ricos ni usan la fuente pública ni van a la sanidad pública a hacer colas—, pues no se lo puedo negar porque estamos hablando de Renta Básica Universal. Tres conceptos: renta, es decir, que se percibe; básica, o sea, que no es muy alta; y universal, es para todos, entendiendo como “universo” la misma especie, en el mismo país, o donde sea. No pueden excluirse por coherencia lógica, pero además por consecuencia práctica: los ricos ya tienen RBU. Ellos ya tienen dinero, educación, sanidad… hasta las vacaciones. Y sin embargo, todas las luchas por los derechos sociales han universalizado eso que ellos ya tenían. Hasta las vacaciones, el derecho al descanso. Los ricos son una minoría, así que el coste de dárselo a los ricos es ínfimo comparado con dárselo al resto. Y otro factor importante es que los ricos tienen que pasar por caja, pagar impuestos. Universalizamos también la declaración de la renta, que hoy los ricos no están al día.

Tercera idea: “Es imposible financiarla”.

No es imposible. En economía política siempre hay una frase que dice “cañones o mantequilla. ¿En qué gastamos el presupuesto?”. Y no voy a hacer demagogia con que quiten el Ejército. Ahora mismo, para este supuesto no pido quitar el Ejército. Pero ayer nos enteramos de que 60.000 millones de euros se han ido a fondo perdido por auxiliar a la banca, que el Santander con la operación del Banco Popular se va a ahorrar 5.000 millones. Ahí hay dinero y ese es el cálculo de los economistas.

Cuarta idea: “Es injusto dar dinero por nada”.

No sé si es injusto pagar dinero por nada. Aquí lo que estamos haciendo es pagar una renta por el uso de los bienes comunales, y si es la tecnología que viene quitando empleos, también. La tecnología es patrimonio de la Humanidad. Cuando los científicos logran avances, en principio los donan a la Humanidad, ¿no? Es percibir una renta por los bienes comunales, ya no solo la tierra: la energía, la atmósfera que se está calentando… si yo alquilase un piso y recibiese una renta por ello, no nos parecería mal. Esto es igual, estamos alquilando el conjunto del entorno para la producción, y a cambio percibimos una renta, porque es patrimonio natural, es de todos.

 


Notas:

[1] Segunda Carta del Apóstol San Pablo a la comunidad cristiana de Tesalónica, Cap. 3 (3:10): Porque aun estando con vosotros, os denunciábamos esto: Que si alguno no quisiere trabajar, tampoco coma.

Artículo 12 de la Constitución Soviética de 1936: El trabajo es en la URSS una obligación y una causa de honor de cada ciudadano apto para el mismo, de acuerdo con el principio de «el que no trabaja, no come».

En la URSS se cumple el principio del socialismo: «De cada uno, según su capacidad; a cada uno, según su trabajo».

[2] Entre 1974 y 1979 se implantó el Mincome (Minimum Income) en la localidad canadiense de Dauphin (Manitoba). Cada familia recibía una renta mínima mensual, salvo las que ingresaban más de 13.000 dólares y tenían dos hijos o menos; las personas empleadas veían reducido este ingreso en medio dólar por dólar ganado con su trabajo, una medida que buscaba fomentar la búsqueda de empleo. La cuantía de la prestación iba de los 100 a los 5.800 dólares. Las conclusiones que la economista Evelyn Forget expone en su estudio años después van desde el descenso de la violencia doméstica y el número de accidentes de coche, al descenso de hospitalizaciones psiquiátricas. Al mismo tiempo, la motivación para buscar trabajo por parte del principal trabajador de la unidad familiar, no bajaba. Sí que descendía la ocupación de adolescentes, ya sin la presión de apoyar económicamente en casa, y la de madres de niños pequeños, que podían dedicarse a su cuidado.

Fuentes:

PÉREZ, Cive. Renta Básica Universal. La peor de las soluciones (a excepción de todas las demás). Clave Intelectual, 2015.

GARDNER, Sarah. (2016). On the Canadian prairie, a basic income experiment. EEUU: The Marketplace Portfolio. https://www.marketplace.org/2016/12/20/world/dauphin

FORGET, Evelyn. The town with no poberty (informe): https://public.econ.duke.edu/~erw/197/forget-cea%20(2).pdf

[3] Paul Lafargue, en El derecho a la pereza: «Una extraña locura se ha apoderado de las clases obreras de las naciones donde domina la civilización capitalista. Esta locura trae como resultado las miserias individuales y sociales que, desde hace siglos, torturan a la triste humanidad. Esta locura es el amor al trabajo, la pasión moribunda por el trabajo, llevada hasta el agotamiento de las fuerzas vitales del individuo y de sus hijos. En vez de reaccionar contra esta aberración mental, los curas, los economistas y los moralistas han sacralizado el trabajo. Hombres ciegos y de escaso talento, quisieron ser más sabios que su dios; hombres débiles y despreciables, quisieron rehabilitar lo que su dios había maldecido. Yo, que no me declaro cristiano, economista ni moralista, planteo frente a su juicio, el de su Dios; frente a las predicaciones de su moral religiosa, económica y libre pensadora, las espantosas consecuencias del trabajo en la sociedad capitalista».

[4] En la octava acepción del diccionario, referido a Geometría, la mediana es “En un triángulo, recta trazada desde un vértice al punto medio del lado opuesto”. En estadística, se entiende como el valor que ocupa el lugar central de todos los datos de estudio cuando éstos se encuentran ordenados de menor a mayor. Por ejemplo, los datos de los ingresos de los trabajadores españoles: la mediana sería el salario situado justo en la mitad de ese listado.

[5] Extracto del Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil, de John Locke, Capítulo 5 (De la propiedad), artículo 28: «[…] Sin esto, las tierras comunales no tendrían sentido. Y la apropiación de ésta o de aquella parte no depende del consentimiento expreso de todos los comuneros. Así, la hierba que mi caballo ha rumiado, y el heno que mi criado ha segado, y los minerales que yo he extraído de un lugar que yo tenía un derecho compartido con los demás,- se convierten en propiedad mía, sin que haya concesión o consentimiento de nadie. El trabajo que yo realicé sacando esos productos del estado en que se encontraban, me ha establecido como propietario de ellos».

[6] Según afirman varios autores y periodistas, John Locke fue inversor y accionista de la Royal African Company, una compañía inglesa dedicada al comercio y transporte de esclavos africanos cuyo destino sería las colonias británicas en el Nuevo Mundo.

Fotografías de Manu Navarro

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