Casa de Colón

Entrevista a Elena Acosta

Corría el año 1951 cuando el Cabildo de Gran Canaria inauguraba la institución cultural de la Casa de Colón. Emplazada sobre la antigua Casa de los Gobernadores, donde se especula que Cristóbal Colón realizara su visita en el siglo XV, se asentaron los cimientos de uno de los principales centros históricos y de investigación de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. En su nombre y esencia está recogido el papel fundamental que desempeñó el Archipiélago en el descubrimiento del Nuevo Mundo y, actualmente, su labor se centra en la difusión de la historia de Canarias y de su relación con América.

Ahora mismo, envuelta en este 2018, sus calles empedradas recogen el murmullo de los turistas, paseantes y residentes que acuden a sus salas.

En definitiva, esta es la herencia que recoge Elena Acosta, directora de la institución, quien lleva durante más de veinte años al frente de la gestión y desarrollo del museo. Su despacho se encuentra en un sitio privilegiado, con un pequeño recibidor y al lado de uno de los patios interiores que alberga la arquitectura diseñada por Secundino Zuazo Ugalde, en el centro mismo de la casa. Toda su vida ha girado alrededor del Patrimonio de la ciudad del que remarca, como ha hecho en multitud de ocasiones, que ha de ser «guardado, respetado y disfrutado por los canarios».

***

¿Cuál es el estado cultural de Las Palmas de Gran Canaria?

La oferta cultural que hay es muy importante para la dimensión de la ciudad, sobre todo en cuanto a la distancia habida entre el Archipiélago y los grandes centros productores de cultura. Me parece que en ese sentido Las Palmas de Gran Canaria dentro de su nivel, categoría y número de habitantes, tiene una oferta cultural destacable. La lejanía puede ser una debilidad y, a su vez, una fortaleza, porque eso obliga a que tengamos aquí una serie de actividades culturales de las que, a lo mejor, estando cerca de grandes ciudades como Barcelona o Madrid, hubiéramos carecido. Aquí, desde el siglo XIX, hemos construido nuestra propia actividad cultural, por ejemplo, se fundó la Sociedad Filarmónica de Las Palmas, la primera de España, o el Gabinete Literario, ¿por qué? De alguna manera había una burguesía ilustrada que quería formarse y agruparse para tener acceso a una programación cultural, aunque no dejaba de ser una minoría —ya que la gran mayoría no tenía acceso a la educación y había una alta tasa de analfabetismo—. Pero esa burguesía ilustrada del siglo XIX trajo una serie de sociedades que dieron lugar a que hubiera unos fenómenos culturales clarísimos para el lugar en el que estamos. Entonces, creo que esa herencia también obedece a la lejanía.

El coste de la insularidad es terrible, pero en pleno siglo XXI con una sociedad, lógicamente, más igualitaria, nos hace luchar para que el acceso de nuestra ciudadanía a la cultura sea total.

Sin embargo, sigue habiendo un índice mucho más alto en el acceso a salas cinematográficas y de recreación que a la propia oferta museística. ¿En qué se está fallando?

Desde luego, ese es el principal reto que tenemos en los museos, y en todos aquellos centros que difundimos, conservamos e investigamos el Patrimonio. Nuestro principal reto es sensibilizar a la población, en educación y demás, porque es fundamental que la sociedad estime al patrimonio, que le dé el valor que tiene. Ya que, de alguna manera, cuando uno valora lo que tiene lo investiga, lo estudia y difunde. La ciudadanía tiene que sentirse protagonista del patrimonio mientras que los trabajadores y trabajadoras de los museos lo guardamos e investigamos. Pero es de todos y de todas.

Algo que a veces se olvida…

Recordemos que la destrucción de cualquier patrimonio te quita el sentido de pertenencia. Te quita identidad. Por eso, me parece fundamental la labor educativa que hay en relación a la valorización del patrimonio por la ciudadanía. Para ello están las visitas, todo el esfuerzo del Cabildo para que la gente acuda a los yacimientos arqueológicos, que vaya, para que valore el patrimonio, estamos inmersos en eso y nos queda mucho camino para que la gente se sienta inmiscuida. Si te sientes identificada, no lo estropeas.

¿Y en qué medida se hacen los museos partícipes de este proceso?

Los museos cumplen un papel fundamental. Como lo que dije al principio, para que podamos entender la importancia del patrimonio y qué significa, y que, paulatinamente, la ciudadanía se sienta responsable y protagonista cuando entre a estos recintos. “Qué orgullosa estoy de tener el ídolo de Tara”, ¿me entiendes? Y cómo forma parte de mi ideario, de mi subconsciente colectivo, esto, o una pintadera. El museo hoy en día como lugar elitista se acabó, es inclusivo, multicultural, sostenible, tiene que tomar una serie de normas, unas áreas transversales como las perspectivas de género. En pleno siglo XXI sabemos que hemos de ser un museo social, en igualdad. Estos son los parámetros con los que se trabajan hoy. Se puede hacer una investigación, por supuesto, pero no puede ser excluyente de ninguna manera. Y eso me parece que es el reto de los museos: la gestión transversal. No podemos huir.

Daniel Montesdeoca, director del Museo Néstor, hablaba de una unificación de la programación museística. ¿Comparte esa visión?

El Cabildo tiene seis museos y participa de manera muy activa en el Museo Canario mientras que el Museo Néstor pertenece al Ayuntamiento. De este círculo: la Casa Colón, la Casa Pérez Galdós, la Cueva Pintada de Gáldar, la Casa Antonio Padrón, la Casa de León y Castillo, la Casa de Tomás Morales en Moya, todos estamos unidos. Lógicamente, sí me gustaría que con aquellos museos que no pertenecieran al Cabildo pues hubiera una unión, como sucede en Barcelona, que el Ayuntamiento se encarga de esa relación. Aunque, claramente, cada museo tiene su público, su personalidad y especialización, pero tendría sentido.

¿Cuál es el perfil del visitante que acude a la Casa Colón?

Una cosa son aquellos fenómenos contemporáneos y otra son los que indican la historia del lugar. Evidentemente, una exposición en el CAAM le puede interesar a un segmento del turismo un poco más pequeño; en cambio, tanto el Museo Canario como la Casa Colón, que poseen la historia de la isla, es lo que viene buscando el turista, lo propio de cada sitio. Pero ello no le quita valor. Hablo de la Casa de Colón: el especializado viene a ver el patio y a nuestro favor está que Colón es un personaje universal, tanto el visitante ucraniano como el japonés como el colombiano, conoce a Colón, «¡ah, estuvo por aquí!». Pues esto es un atractivo turístico que nos va a dar una fortaleza respecto a otras manifestaciones culturales… Néstor, es un grandísimo pintor, pero tienes que tener una sensibilidad.

Es una distinción fundamental. Este es el museo más visitado, pero también es lógico. No es un mérito añadido: está detrás de la Catedral en plena Vegueta, estuvo Colón; lógicamente, la gente entra. El nivel de satisfacción que tenemos del visitante es bueno, y, evidentemente, así conocen el papel de Canarias en la expansión atlántica.

También tenemos que saber con respecto al turista que aquellos que vienen a hacer un recorrido cultural es una cuota mínima debido a que vienen a Canarias por el clima. Estamos siempre diciendo esto, pero es que sino no vendrían. Vienen por el clima y aquí nosotros tenemos que decir: tenemos una cultura y esto es lo que ofrecemos.

Creo que hay una serie de fortalezas de nuestra cultura como la ecología, la gastronomía, el patrimonio que deben de ocupar un espacio importante. Te vale la pena conocerla y difundirla, pero que no se nos quite de la cabeza que vienen por lo otro.

¿Es necesaria la habilitación de salas culturales, más eclécticas y a pie de calle, que se reconozcan como tales? Como puede ocurrir con iniciativas como La Fábrica de la Isleta o la Asociación Atlas.

Es diferente. La cultura nace desde abajo y, por ejemplo, me parece maravilloso lo que se hace desde La Fábrica de la Isleta. Son otro tipo de actividades que son complementarias. Asimismo, la crisis ha dado algo que me parece positivo, y es el hecho de que la gente se haya puesto las pilas, no dependieron de las subvenciones y empezaron a organizarse, y han dado ejemplos como el anterior. Empiezan a surgir fenómenos, donde se ve que las instituciones públicas y la sociedad civil deben de colaborar.

La diferencia consiste en que los museos de Patrimonio han de tener una gestión pública o delegada porque estamos guardando la seña de identidad, las colecciones de arte, que dan lugar a que existamos. Un museo tiene unas colecciones cuyo principal objetivo es el de difundir, es para la sociedad de Canarias. El turismo es un añadido. Lo que estamos haciendo desde la Casa de Colón, las exposiciones temporales y demás, está destinada a la sociedad canaria, que necesita comprender, conocer y valorar lo que tiene, su propia historia, su seña de identidad, su sentido de pertenencia y su respeto por el patrimonio y por todas las instituciones que son de todos.

¿Qué pasa? Que ese relato de nuestra historia al estar expuesto está dado al turismo, donde supone el 80% de los visitantes.

Nuestro Archipiélago está eminentemente enfocado al sector servicios. Por lo tanto, la diversificación laboral es uno de los puntos flacos de nuestra economía. ¿Cree que el trabajo relacionado con el sector cultural está lo suficientemente valorado?

No, creo que no. Las industrias culturales dan puestos de trabajo enormes. Se ha notado con la crisis, cómo donde había empresas subsidiarias, como las imprentas, los que montan los escenarios, el que hace la película… Es una urdimbre enorme, es lo mismo que pasa en el propio museo: el mantenimiento y demás. Todo eso cayó. Formamos parte del PIB y las empresas culturales normalmente estamos al filo del personal, sobre todo siendo una institución pública. Es más, ahora si se mueve se van a crear muchos puestos de trabajo y multitud de salidas. Me parece que tenemos que ocupar el espacio que tenemos, ni más ni menos.

Tras más de veinte años al frente de su gestión, ¿cuál cree que será el futuro de la Casa Colón?

Espero que siga cumpliendo con su función. No es solo un museo, además, elabora la revista más importante de Historia de Canarias –Anuario de estudios atlánticos (http://mdc.ulpgc.es/cdm/landingpage/collection/aea)-, posee la Biblioteca Americanista, realiza los Coloquios de Historia Canario-Americana, donde los historiadores tengan un espacio para la publicación y discusión. Es decir, tenemos un compromiso con nuestra historia y su relación y difusión con América, para que ocupe el lugar que se merece en el conjunto de la historia de España y del Atlántico. Y que, además, siga siendo ese lugar visitado turísticamente, con actividades para niños y divulgativas, que sigamos llevando ese liderazgo como institución cultural. Eso espero, que siga abriendo nuevas puertas.

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  • Carla Rivero

    Las Palmas de Gran Canaria, 1996. Estudiante de Periodismo por la Universidad de la Laguna y autodidacta por experiencia. Después de unos años viviendo en Barcelona, decidió que era hora de dar rienda suelta a su pasión por la escritura y la información, y ahora se encuentra en busca de nuevas historias. En sus ratos libres, se dedica a tocar el tenor, redactar noticias en el periódico PULL y a colaborar con la revista 7iM.

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