referéndum catalán, 1 de octubre

Crónica del día antes del fin

Jornada de reflexión

Es un día especial, el 30 de septiembre será recordado como el último de una época. Mañana comienza otra. Segunda opción: hoy es un día totalmente normal, mañana también lo será.

Esta es, en resumen, la opinión de la gente en las calles de Barcelona, es decir, por descarte, alguien acertará, pero en realidad nadie tiene ni idea de qué pasará a partir de las 12 de esta noche, cuando termine el periodo de reflexión y comience la acción. Y mucho menos cuando se comience a votar, o no.

Pero pase lo que pase mañana, al menos nos quedarán estos días en el recuerdo como los que aprendimos a conjugar algunos verbos en catalán y la desolación de reconocer que los hemos conjugado poco en castellano.

Referéndum 1 de octubre***

Una pareja de los Mossos d’Esquadra —él y ella— apostada al principio de Las Ramblas, junto a la Plaza de España, cuenta que todo está tranquilo, el tráfico habitual de residentes y turistas ramblas arriba y abajo, donde ya parace haberse olvidado el atentado del pasado 18 de agosto. La agente explica:

Ya no queda nada del homenaje a las víctimas, lo han retirado todo y solo han dejado un muñequito allá arriba, junto a Plaza Cataluña.

¿Y ustedes están nerviosos por lo de mañana?

Se miran y sonríen con complicidad y sinceridad. El agente explica:

— Tranquilidad abosulta —sonríe de nuevo, confiado, sí que parece calmado—, todos estamos tranquilos porque sabemos que no pasará nada.

Ni sombra de la fama que tiene el cuerpo en estos lares, amabilidad y corrección abosulta.

***

José Albarracín es camarero en el Café Zurich, en Plaza Cataluña. Llegó de Ecuador hace 18 años y ahora ya es también español, dice que mañana igual ya es solo catalán, porque él va a votar que sí. ¿Por qué?

Pues porque estoy a favor de que la riqueza que se genera aquí se quede aquí. Tenemos todo el derecho.

Es un buen argumento, respetable. José trabaja de 9 de la mañana hasta las 2 de la tarde, con un sueldo aceptable y el tiempo suficiente para que los cientos de turistas que pasan por su terraza le dejen generosas propinas. Trabaja mañana domingo, el gran día.

No hay problema. Será un día especial y tendré tiempo de ir a votar por la tarde. Los colegios estarán abiertos hasta las 9 por lo menos, ¿no?

Sonríe. Será con sorna o ironía, a saber, pero es una sonrisa totalmente alegre, de esas que contangian el placer del triunfo, ilustrativa del eslogan favorito del president: Ya hemos ganado.

Referéndum, 1 de octubre referéndum catalán

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En la Plaza de la Catedral, camino de la Plaza Sant Jaume, una banda toca bajo una gran pancarta con la inscripción La nostra tradició, la festa catalana. Un grupito de ancianas turistas se levanta de golpe a bailar al ritmo de la música. Otros toman fotografías, de los músicos, de las viejitas y de algunos de los manifestantes que se dirigen hacia la sede de la Generalitat envueltos en banderas españolas, y que les deben parecer igual de exóticas que las senyeras o las esteladas. Todo, amenizado con la melodía del I will survive de Gloria Gaynor de fondo. Una extraña mezcla, ejemplo de mestizaje cultural, alegría e indiferencia, que para eso deben estar de vacaciones.

Referéndum, 1 de octubre

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María y Marta están indignadas con lo que va a pasar mañana. Por eso acudieron a la Plaza Sant Jaume a manifestarse frente a la Generalitat, para denunciar a los golpistas que prepararon la ley y convocaron el referéndum, de la represión que se está imponiendo hacia todo aquel que no se muestre partidario de la independencia y, de paso, advertir a la prensa de hacerles el favor de la cobertura mediática. María:

Es que los periodistas estáis haciendo algo mal cuando habláis del Pueblo catalán, y no sabemos siquiera si representan a dos millones… nosotros también formamos parte del Pueblo catalán.

Su compañera Marta nos advierte de que hasta la universidad pública en la que estudia se ha posicionado por el independentismo.

Hasta han ocupado la universidad y no nos dejan estudiar, es una vergüenza y una injusticia que tengas que estar calladita, sin decir lo que piensas, para que no te pase nada.

Referéndum, 1 de octubre, referéndum catalán

En la plaza casi todas son banderas españolas, algunas senyeras y alguna de la legión. Los manifestantes gritan ¡Viva España! de vez en cuando, primero uno, luego todos. Algunos alzan el brazo —ya saben, el saludo nostálgico— y se tapan la cara, no se sabe si por timidez o para que no se les vea las lágrimas. La mayoría se cubre la espalda con la rojigualda constitucional. Son unos 400, no más, pero gritan mucho y algunos increpan a las dos parejas de los Mossos que custodian la puerta de la presidencia. Cuanto menos, es una extraña forma de pedir la unidad de España, pero también es la más habitual a falta de otra alternativa.

Esta es también una batalla musical, entre el Cara al sol y Els Segadors. Para vivir en plena represión política, se permiten muchas frivolidades. Siempre podemos volver sobre nuestros pasos y escuchar a Gloria Gaynor.

Referéndum, 1 de octubre, referéndum catalán

No pasa nada más. A pesar de todo, se trata de una manifestación pacífica, quizás incluso con menos participantes que algunas de las que se suceden al mismo tiempo en otras ciudades del país. Que nos hayan llamado espías e independentistas canarios quedó en una anécdota. Dicen que solo quieren manifestar el orgullo de ser español y que se respete la ley, la soberanía nacional, la unidad constitucional y todo eso. Y hablan de sentimientos, pero solo de los suyos, que denuncian que están amenazados por los otros, los que declaran haberse convertido en mayoría de la noche a la mañana.

Otro extraño ejemplo de mestizaje, que puede que esté en vías de extinción.

***

La manifestación comienza a disolverse. Cuando desaparece la marea de rojo y amarillo, los gritos y cánticos, las cámaras y los curiosos, un par de personas permanecen sentadas en una de las esquinas de la plaza, en el extremo opuesto al edificio de la Generalitat. Son Ricardo Jiménez Bengoetxea y su madre, que viene cada sábado desde el País Vasco para visitarlo. Ricardo dice que lleva 22 días en huelga de hambre por, según denuncia, un acoso laboral y posterior despido improcedente que lo ha dejado sin recursos.

En estos 22 días he visto pasar por aquí toda clase de manifestaciones y políticos. Algunos han querido echarme, no doy buena imagen cuando vienen los alcaldes a reunirse, pero no lo han conseguido.

Ricardo dice que no tiene ni ganas ni fuerzas, pero que si pudiera, iría a votar mañana: por el Sí.

Referéndum, 1 de octubre referéndum catalán

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Aún le quedan unos minutos a esta jornada de reflexión. Para mañana se prevén lluvias, un partido entre el Barcelona y la UD y un referéndum.

Fotografías de Manu Navarro

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