general Balmes, informe forense,

«El informe de los forenses se adaptó para decir que Balmes se autolesionó y no fue asesinado»

Entrevista a Miguel Ull

Miguel Ull Leita es patólogo clínico, doctor en Medicina y Cirugía, fue director del Hospital de Salamanca, y el primer director del Hospital Carlos III de Madrid. Fue el encargado de analizar la transcripción del informe de la autopsia del General Balmes para encontrar las incoherencias, desde un punto de visto estrictamente científico, que figuran en él.

Ese informe es la pieza fundamental en la tesis que defiende El primer asesinato de Franco (Angel Viñas, Editorial Crítica, 2018), que pretende demostrar que la muerte de Balmes no fue un accidente, sino un asesinato planificado por Franco.

Miguel Ull. Fotografía de G.G.

Antes de centrarnos en el tema de la autopsia, quería usted hacer una puntualización sobre el tema de la Memoria Histórica.

Sí, dando por bueno y aceptando todo lo que ha comentado Ángel en cuanto a por qué no se ha abordado seriamente el tema de la Memoria Histórica. Creo que es porque en España sigue habiendo muchos franquistas y no tienen interés en el tema. Se identifican con el franquismo pasado y siguen pensando que los herederos de esas teorías siguen siendo ellos, me refiero a algunos políticos. No tienen ningún interés en remover todo eso, ya que les trae recuerdos no agradables.

Creo que, aunque no se hayan hecho las cosas como se tenían que haber hecho, no hay que obviar que Zapatero fue el que sacó la primera ley, una ley imperfecta, de acuerdo. Le faltó tiempo, perfeccionar y ampliar la memoria histórica que hubiera servido para paliar todos los defectos que han surgido posteriormente.

Felipe González lo intentó, él publicó en 1992 un librito de conversaciones con Cebrián (exdirector de El País) en el que Felipe cuenta: Yo me equivoqué en lo que respecta a la memoria histórica. Porque cuando yo planteé el tema, siendo ya presidente del gobierno, me vino el general Mellado y me dijo: «Por favor, te ruego que no saques esto a colación, porque la situación, que conozco perfectamente, no está para sacar esto adelante».

Entonces Felipe González se echó para atrás. Luego Rodríguez Zapatero sacó la ley, con muchos defectos, y recientemente, en febrero de este año, el Partido Socialista ha hecho una propuesta de remodelación de esa ley, que prácticamente era una ley nueva, excelente, porque no solo se suplen todos los defectos sino que incorporan nuevos aspectos. Comienza por la anulación de todos los consejos de guerra, asumiendo la responsabilidad del Estado de sacar todos los cadáveres, los más de ciento veinte mil que hay aun en las cunetas. También incorpora la comisión de la verdad, algo a lo que yo añadiría un condicionante, y es que esa comisión tiene que hacerse por consenso político.

Pero como al PP no le interesa nada de esto, Rajoy la suprimió y el día 20 la anuló por la vía de la resignación. El PP ha vuelto de nuevo a bloquearla y está pendiente de debate. Yo creo que sacarán algún decreto para andar por casa, pero mejor eso que nada de nada. Pese a que esa ley es excelente.

¿Cuál ha sido su aportación al libro?

Cuando Ángel me manda la documentación del libro La conspiración del general Franco, que ya inducía a pensar que a Balmes lo habían asesinado, veo que hay dos datos que faltan: la declaración del chófer, que no la había localizado; y el informe de la autopsia que pueda haber en relación a esa muerte.

Al cabo de dos años y como consecuencia de la sugerencia de Ángel Viñas de que a Balmes lo habían matado, salió un librito de un fascitilla pseudohistoriador de España en el que intentaba rebatir la tesis de Ángel. Pero ese libro aportaba dos cosas interesantes: la declaración del chófer y un posible informe de la autopsia al general Balmes. Aparecía un informe que no es tal, sino una transcripción del secretario del juez civil José Mendoza. Es una transcripción que le hacen los dos forenses al secretario de ese juzgado, y es él el que copia, y copia muchas burradas. Los forenses son Arturo García Domínguez y Rafael Ramírez Suárez. Lo que se publica es una copia de esa transcripción, pero ¿dónde está el informe de la autopsia con la firma de esos forenses? En ningún sitio, no existe, o por lo menos no en todos los archivos en los que hemos buscado.

¿Podría estar en los archivos que aun quedan por desclasificar?

No, no creo, porque todo lo referente a la autopsia se localizó en el expediente de la solicitud de la pensión de la viuda de Balmes. En un principio se la denegaron y ella insiste e insiste, algunos amigos interceden y al final Franco accede a que le den la pensión de viudedad de general muerto en acto de servicio. Pero el expediente original de Balmes desapareció.

Todos los informes relativos a la muerte de Balmes son una auténtica chapuza, al igual que los informes sanitarios. Y utilizo este término según se define en la RAE: un trabajo mal hecho y sin mesura.

¿Por qué?

Empecemos por el principio:

  1. La muerte.

Se demuestra en el libro que él no se dio el tiro en el abdomen, como se dice siempre. Todos los militares consultados y que conocían el tema han asegurado que ningún general va solo a practicar el tiro, a poner a punto una serie de pistolas…, eso no se lo cree nadie. Y luego lo de ir a pasar revista al barco ataviado con una camisa de seda a rayas, eso no se lo cree nadie. Esas son las prendas que Pinto de la Rosa, juez e instructor militar, dice que recogieron, eso es de risa.

2. El traslado.

El traslado desde el campo de tiro de la Isleta a la casa de socorro lo realiza el chófer. Aquí entraríamos en el campo de la especulación, pero cómo puede el chófer, que sabemos que no era muy alto, subir al coche al general Balmes, que era un hombre de cierta envergadura. Probablemente no estaba solo cuando sube al herido.

3.La Casa de socorro.

Cuando llegan a ella no hay nadie, prácticamente no lo atienden, pero su estancia allí permite el único informe veraz entorno al orificio de entrada de la bala. Se publica en el vespertino Diario de Las Palmas, y ahí es donde se dice que el orificio de entrada se localiza en el hipocondrio izquierdo. Y será la primera y la última vez que se hable de esa localización. Luego se hablará de abdomen, de hipogastrio, que son localizaciones alrededor del abdomen, porque desde el principio se quiere manifestar que este hombre se autolesiona. Hay que esconder es la realidad. Y la realidad es que alguien por detrás le pega un tiro por debajo de la axila y la bala va de izquierda a derecha, de arriba abajo y ligeramente de delante atrás, porque el orificio de salida es a través de la quinta vértebra lumbar.

Entonces, alguien que está detrás de él y que conoce —nosotros inducimos a Cañizares— le dispara. ¿Por qué? Por la prueba de la carga, es decir, las lesiones que se describen en el sedicente informe. Es que el disparo lesiona el bazo por la cara superior e inferior. El bazo está encima del riñón izquierdo, es decir, que el disparo le llega de arriba, al estar lesionado el bazo por arriba y por abajo, y luego sigue su trayectoria hacia abajo. Un disparo en la zona del abdomen jamás lesiona el bazo, nunca. Todos los que hemos estudiado el caso, y para mí como patólogo, estamos de acuerdo: es imposible. En cuanto al orificio de salida, algunas de las lesiones viscerales si son posibles y otras no.

Esa copia que existe no es profesional, se nota por la terminología, un médico nunca diría vientre sino abdomen, y es lo que hace que esa transcripción esté manipulada. Un forense, por poco experto que sea, no usa ese lenguaje. Y luego hay defectos en el sediciente informe, por ejemplo no se citan, en el orificio de salida del proyectil, las lesiones vasculares que obligatoriamente se tienen que producir, como la ruptura de la aorta y cava abdominal. Porque la bala lo que hace es romper esos grandes vasos, es lo que le produce la hemorragia interna y la muerte. Se muere de anemia aguda, por hemorragia. En el informe no se cita ninguna lesión en este sentido, sí las lesiones medulares de la salida de la columna vertebral. Y el chófer en su declaración dice que durante el traslado el general se quejaba de dolor en la pierna izquierda, y eso es posible por la lesión nerviosa en los nervios raquídeos que enervan la pierna.

Todos estos datos demuestran que se trata de una autopsia de risa, que está escrita por alguien que no es técnico. Fue un informe dictado por los forenses que luego se adaptó para transmitir la información de que el general Balmes se autolesionó y no que le pegaron un tiro.

Desde la casa de socorro lo trasladan ya moribundo al hospital militar y hacen la pantomima de una transfusión. En aquella época ya existía aunque bueno imagínese, sería una cosa muy básica, muy elemental. Y a las doce y media muere.

¿No hay más documentación sobre la muerte que ese informe?

Cuando las personas nacen o mueren hay dos certificados claves, el de nacimiento, que lo da el ginecólogo, y el de defunción, que lo da el médico que asiste a ese paciente. En los casos de muerte violenta, es el médico forense el que certifica la presunta causa de la defunción, y ese certificado se le traslada al juez. En el caso del general Balmes no existe certificado de defunción porque los forenses no lo firman, como no firman el informe de la autopsia, que sale publicado y que va firmado por el secretario y por el juez. No quieren firmarlo, y esto es una pequeña especulación, no quieren avalar lo que pone allí. Y no existe, y si existe no apareció. Lo único que existe es la inscripción en el registro civil del certificado de defunción, no por el médico, sino por el juez, que lo inscribe en el registro a las diez de la mañana. Y al general le hacen presuntamente la autopsia a la una y media de la tarde. El juez dice que ha muerto por arma de fuego según consta en la autopsia, ¡a las diez de la mañana! Mentira, todo para decir que se autolesionó y que no lo mataron por orden de Franco, que es lo que ocurrió.

Si alguien disparó y luego el chófer se lo lleva herido, han dejado al azar que pudiera sobrevivir, no cuadra mucho.

En la jerga militar, desde el punto de vista médico se dice que un tiro en el abdomen tiene muy difícil solución, y más en aquella época, que se sabía que era casi mortal de necesidad. ¿Por qué no le dieron el tiro de gracia? Bueno, hay entramos en la especulación: quizás querían matarlo no de forma inmediata para dar tiempo ¿a qué? Eso es más difícil de dilucidar, pero lo que está claro es que Franco estaba ya en el ajo desde el principio. Había venido y el general Balmes le había dicho: No, mi general. Yo soy leal a la República. A mí me ha nombrado un gobierno. Entonces Franco, al intuir que no estaba por la labor, decide que hay que cargárselo y punto.

¿Sería interesante exhumar los restos, aportaría algo?

Yo creo que sí. Podría aportar sobre todo dos cosas: una, ver restos óseos que ha podido dejar el disparo. A mí, como patólogo, me gustaría mucho ver la columna vertebral y las lesiones. Nos permitiría saber si el orificio de salida fue ese. Y dos, también nos permitiría orientar la investigación sobre la trayectoria y la dirección del disparo. Podrían ser no revelaciones definitivas, pero sí complementarias patológicas. Y también sería interesante ver el cráneo. Cuando su hija va a ver el cadáver dice ¿por qué tiene mi padre la cabeza vendada cuando el tiro se lo dio en el abdomen? Le cuentan que le habían puesto un venda para protegerlo…, bueno. Sería interesante saber si le abrieron el cerebro, porque en el informe hay una referencia muy ligera en este sentido. No hay descripción del cerebro, pero sí una mención a que lo abrieron, y normalmente cuando se abre el cerebro lo que se hace normalmente es colocar el hueso en su lugar y con la piel luego cosida. Por lo que, en este caso, no lo debieron de abrir o se lo dejaron muy mal cosido y por eso le pusieron una venda para taparlo. Entonces, sería interesante exhumar los restos para ver si realmente le abrieron el cráneo o fue otro invento. Que yo creo que no, no lo hicieron, sino que fue una autopsia superficial de cuatro órganos, de hecho, la descripción es muy superficial.

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  • Gustavo Gil

    Las Palmas de G.C. 1965. Se licenció en Ciencias de la Información en Madrid y estudió cine en los EE.UU. y Cuba. Ha trabajado varios años como realizador y dirige la productora Conspiradores entre Madrid y Las Palmas de G.C. Cada vez tiene menos cosas y más proyectos. El último es la revista 7iM, de la que es codirector. Por lo demás, se encuentra bien, intentando trabajar lo menos posible.

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