Luz Pichel - Leer - Poesía - 7 Islands Magazine

Edición de Nicolás Melini

Hoy tenemos el placer de contar con una voz ineludible tanto en gallego como en castellano, Luz Pichel, que nos presenta algunos poemas de Casa pechada (2006) y los correspondientes de Cativa en su lughar  (2012), que es una versión en castrapo, muy libre y con glosas de Casa pechada. El castrapo, explica Luz Pichel, es el castellano que hablan en Galicia gentes del mundo rural que no son perfectamente bilingües. Se trata, pues, de poemas en dos lenguas casi legibles para un hispanoparlante (en la duda de su comprensión, nos parece, está el misterio, la fuerza de lo presentado aquí en castrapo) y cuyas notas destinadas a la legibilidad son, también, poesía.

Luz Pichel nació en Alén (Lalín, Pontevedra) en mayo de 1947, y ha publicado los libros El pájaro mudo (1990); La marca de los potros (2004); El pájaro mudo y otros poemas (2004) que reúne los poemarios El pájaro mudo, reedición; Ángulo de la niebla, libro inédito; Cartas de la mujer insomne, inédito; Hablo con quien quiero, inédito hasta ese momento; y Casa Pechada (2006). Por último ha publicado Cativa en su lughar / Casa pechada (2013); y tra(n)shumancias (2015).

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POEMAS

Poema prólogo

Hai nesta aldea un gato

que coñece os abismos.

Ás noites,

desde o Alto das Penas,

érguese e mira para a casa que fora do seu dono

e laia coma un cadelo adoecido.

A súa sombra é longa e afiada.

Espétaselle a un no peito de por vida.

Vai haber que o matar.

A mañá é bonita

A mañá abre os ollos pouco e pouco,

coma unha muller sen bágoas.

A mañá abre os brazos e di vide ó rebusco os que fostes

nenos, que aquí houbo romaría onte no campo da festa.

A mañá ábrese de pernas e baila cos paxaros.

Pois non, non é nada diso:

a mañá é a amante

que albisca ao seu home  desde a boca da cova,

calza as chinelas,

pon camisa moi branca.

Tronza cos dentes un ramallo de celinda.

Mentres chega e non chega,

ela saca os naipes.

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«Entre Casa Pechada y Cativa en el lughar pasó un tiempo. Ese tiempo podría no haber sido transcrito y aún así haber sido distinto dentro de una nueva lectura, pero Pichel quiso que ese tiempo hubiera o sucediera también dentro de una nueva escritura».

María Salgado (“Notas para un libro refeito”)

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Queimar a leña

A néboa do amañecer énchese de trafego

de xente voandeira.

O canto dun galo que vén de lonxe

correspóndese co canto do corvo

que foxe escorrentado

polos golpes dos homes.

Érguense co día e rompen mazas

contra as portas do gando.

Outro galo respóndelle.

Miro para o cuberto da leña e penso

como me gustaría dala queimado toda.

Letreiro para facer un avión con el e botado a voar

Heime de ir cando empecen

a cantar os paxaros.

Deixarei á noite as maletas feitas.

O nome das cousas

A Manolo Romero

Gustaríame ter algún sentido máis,

máis música na cabeza

máis cores

ou máis coñecemento

para poder dicir este é o estorniño

e esta, a pega marza. Aquí

dáse a Sagittaria sagittifolia.

Angazo de pau, angazo de ferro,

gadaño, legón, caldeiro.

Trasno do lavadoiro no mes de xaneiro.

Frecha da auga,

por que só teñen nome nesta aldea

os trastes de levar ao lombo?

O rei do sacho

escapou co nome das cousas bonitas.

Pésanlle as pilas á figueira coa carga dos figos

Á mañá cedo, pésanlle á figueira nas follas

as bonecas da néboa

e dá uns paseíños polo prado

coma unha muller preñada.

Andan aos figos os bonecos do aire

e fan a súa festa

tocan as castañolas

asubían

fan soar as tesoiras do afiador

rinse do mundo.

E a figueira,

aliviada e contenta

move as follas e mira para min,

que me quedo sen figos,

boneco a carón do espantallo que caeu para o chan:

Descansa á miña sombra,

escaravella na terra un pouco

a ver se encontraras unha pataquiña:

Pésanche moito os fardos.

Ti non es un animal do aire.

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«Todas las frases van existiendo en la medida en que participan de los juegos de lenguaje con que vamos orientando nuestra comprensión, en una o varias lenguas, en la lengua de otro o en ninguna, o en medio de las lenguas, diríamos mejor. Una poeta arteface sus juegos entre todas estas frases, arteface, pues, vías de entrada y de salida de lo que no está existiendo a lo que podría de feito existir. Hace que se oiga lo que es más que posible de decir pero no se suele oír».

María Salgado (“Notas para un libro refeito”)

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En castrapo

Poema prólogo

Al animal

Un animal, un gato, un ghato,[1]

dos córneas, dos cortes verticales frente a lo hondo,

lo fondofondo, la noche, la noiteneghra.

A la nochenegra yérguese, animalito,

espeta sus dos patas en el Alto das Penas,

yérguese y mira para la casa que fue de su amo,

qué fue de su amo,

lo hondo allá hondo qué es

quéjase, laia[2], es

un cadelo[3] adolientado,

una sombra longa

una sombra un hilo

un filo negronegro

un filo neghroneghro,

clávasele a una de por vida

clávasele a cualquiera de por vida y va a haber que matarlo

va a haber que matarlo

va a haber que lo matar.

 

La mañana es bonita

La mañana despacio abre los ojos,

abre de espacio, mira de monte a río lo que baja

y duélele el sentido con la luz.

Porque es de córnea seca, por eso, de reseco fanal.

La mañana abre los brazos de a poquito y palabrea:

venide, vinde vós, venídevos al rebusco los que fuisteis nenos,

hubo aquí romería, este es el campo, estirade el cuerpo,

bailade parejito, como bubelas[4].

Pues no, no es nada de eso.

La mañana es la amante,

la que albor

la que albora

la que rompiente

la que albedría

la que fatal

la que avista a su hombre desde la boca

de la cueva y calza

chanclos, camisa limpia, chambra

bermeja, tronza

con los dientes unos tojos.

Mientras llega y no llega

saca los naipes.

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«Castrapo no es una palabra que figure en el Diccionario de la Real Academia Española, al menos en su versión digital. No está, luego Cativa en su lughar no existe. Allí se ofrece, a quien hace la consulta, la posibilidad de pensar si no habrá querido decir «castrado» o «castrato». Y esos dos términos, sin duda, redondean la definición del Dicionario da Real Academia Galega que sí recoge «castrapo» como «Variante do idioma castelán falado en Galicia, caracterizada pola abundancia de palabras e expresións tomadas do idioma galego[5]

Luz Pichel (Artículo “Lenguas ruines”)

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Quemar la leña

Amanece en nébulas,

neblina, nebulas, néboa. Tráfico,

trasiego de volanderos.

La cantiga de un gallo de lejos

corresponde con el croack del corvo

que escaramuza en fuga

al escape de hombres berrinchudos.

Yérguense con el día, rompen

mazas contra las puertas

de los gandos[6].

Después cómbanse al uso y caen,

son vocales.

Otro gallo arrebátase

en el lucir del son.

Miro para el alpendre de la leña y

dígome

cómo me gustaría,

cuánto me ghustaría

darla quemado toda,

ghastarla

consumirla

rematarla ¿entiendes?

Letrero. Hacer un avión con él. Botar. Volar

Me voy cuando empiece el rebullicio de los pájaros.

A la noche ya dejamos las maletas hechas.

El nombre de las cosas

Más sentidito,

más lluvia

más música

color, sol, son

conocimiento.

Para poder decir

este es el estornino,

este el marzal, aquí dase bien

la vinca difformis[7].

Rastrillo de palo,

rastrillo de hierro

horquillas del mundo

palas de toda casta

palos de cada casa

palodepalo

paladelpán

palodel-lomo y delas-piernas

palo de lumbre

guadaño, guadaña

azada y azadón

caldero

trasno del lavadero en el mes de enero

caldera y calderín

y calderilla.

Vincapervinca,

¿por qué sólo tienen nombre en esta aldea

los trastos de apenar?

El rey del sacho

escapó con el nombre de las cosas bonitas.

Pésanle las ramas a la higuera por culpa de la carga

Era por la mañanita

cuando la niebla tremula,

trajea

trampea

trasfonda

tramoya.

Los trémulos del aire

pesábanle a la higuera

que está preñada y dase en fruta

sus paseítos por el tremedal.

Andan a higos ellos

alientan, alevosían, aletean,

tocan las castañuelas

hacen zoar[8] tijeras de afilador

chascas de monja, cunchas de la folía.[9]

Y la higuera, alividada, mira para el suelo.

Andaba allí una extraña que se quedó sin dulce,

títere baldío junto al espantajo,

inútiles los dos, abrazadiños,

a tumbos, por el llano[10] adelante.

Descansa en esta sombra,

escarbetea en la tierra un poco

—la higuera, que pretende consolarla—

fantochea un poquito con la azada

a ver si encuentras algo,

una patata mismo.

Llevas mucho fardo encima,

no eres animal de por los aires.


[1] Gh de house, de Hölderling también, creo. De zueco, de maza, de Alén (eso es seguro), de costurera, de neno, de paleto, de ghallinero, de albañil, de labrador, de amar, de armar, de amor, de todo lo que no cuenta. Gh, gheada, [h]eada, [h]allinero, [h]ato, a[h]ua.

[2] Laiar es dolerse de los perros con sus vocales, por trabajo, por carestía, por contusión, por luto. O por honra de territorio violentado. Gh de can. Todo lo que al cuerpo golpea regístralo el idioma y su laio es un rastro sonoro que dura, más que el tiempo y más que su debujo.

[3] Cadelo coma niño-can, aprendiz de can, perro en edade de soltarse a dar la gente con el ladro. Instrúense también en averar la pelotiña, dar bien la mano con humildade, tirarse a capricho del amo y repetir. El cadelo de can de raíz carga en su cuerpo, como de nacimiento, el respeto, la protección y las señas de la tribo, el clan de la gh.

[4] Las bubelas, de a dos, muévense a la de una. Juntas abren el ala, cresta gemela, pareado acorde con la paisaje. La trampa está en el pico y en la entraña. La sed, el hambre dellas, la muerte dellas o su pasión las diferencian. Así un libro y un libro. Delante y detrás del volandero figura el bucanero, el reparto justo de la moneda, la brújula dando el Norte, y bruja, la de volar. Bucanero, sin embargo, bubela no te es.

[5] Variante del idioma castellano hablado en Galicia, caracterizada por la abundancia de palabras y expresiones tomadas del idioma gallego.

[6] Gando es como ganado, toda clase de reses o gentes domesticadas y tratadas a palos. No vayan cofundirte con trampa pequeñita de ghrande consecuencia, no te arreen con varas, que todo eso pronúnciase en un diosquetecreó si tú no espabilas. Una vocal de nada, una letra que cae y estás perdido en una ringlera de debujitos que no entiendes y corren por tu cuerpo arriba coma formighas. Sacúde, neno, mueve.

[7] Dos vincas se conocen, difformis y major. Las dos son forma, flor, trazo (palito y curvatura). Las dos tienen raíz y colorean con el riegho y con la luz. Traman en los tapices con maravillas, pasifloras, lengua de vaca, diente de can y pensamientos. Aseméjanse como de un solo palo, pero la vinca major está más consentida y medra más, cultívase en jardines con categhoría. Clase, mejor. En el lughar sólo se habla la vinca difformis, también llamada minor, una planta vulgaris, como de carballeira.

[8] Zoar de abeja o mosca empeciendo los sueños, zoar de seda ciega de un mur alado atolondrado. Zoa como plomo la idea varada, embarrancada, da en el cráneo, mata. Zoan los oídos al dar los malhablares. Los malabares no, no zoan, escriben en el aire. El viento, la lluvia, el oscuro moverse de la chapa de ZN de un portalón. Todo eso son bestias zoantes en medio de la neghranoche. Zoan/tropía ya es otro voc/hablo, más de cadelo, más de clan, más de poeta. Zocada precisa poco comento, es gholpe con el zueco al rapaciño, para el aprendizaje.

[9] Oh, la folie debajo de la chuvia, noviembre y foliada, folía, pandereta, paraghuas para dos, zuecos y barro, archivos de la fête, los cruces y las cruces, la Bretaña, la brétema, el resfrío, el baile entre las reses, el remembrar.

[10] Intrusos hay que cuélanse de costado en lo manifiesto de una multitude. En la soledade de la plaza y comparando, conviene lo saber. Falsos amighos son y abundan. Eso pasa con llano, que no se identifica, tú no fíes.

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SOBRE ESTOS POEMAS

«Cuando Eva Chinchilla y Jorge Luis Morales me propusieron una edición bilingüe de Casa Pechada en castellano y gallego, me planteé, junto al uso del castrapo, la posibilidad de alejarme de la traducción hacia la versión libre tanto como la nueva escritura lo reclamara. Pero la poesía ejerce sus presiones y me llevó por derroteros con los que yo, en un principio, no contaba. Cativa en su lughar  tiene presente el libro base, Casa pechada, pero se libera de él tanto como para transformar muchos poemas abriendo sus puertas al tiempo transcurrido entre ambas escrituras, más de seis años, y a otras distancias e incluso divergencias. Ocurrió también que, de la necesidad de explicar el sentido de algunos términos, surgieron notas que fueron poco a poco transformándose en glosa y creciendo a medida que el libro iba imponiendo su autonomía. Esas glosas ya no son hijas de Casa pechada sino de Cativa en su lughar, de su propia lengua. Finalmente, Casa pechada queda en su sitio, y el nuevo libro pasa a tener su propio lughar, no hay traducción ni traición. En todo caso, desarrollo, otra lengua, una posición, otro texto».

Luz Pichel (Artículo “Lenguas ruines”)

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ANTOLOGÍAS, TRADUCCIONES Y ENSAYOS

La obra poética de Luz Pichel ha sido traducida al inglés y al irlandés, y figura en una veintena de antologías y otra veintena de números de revistas literarias. También ha publicado varios cuentos en antologías o recopilaciones colectivas y una decena de ensayos en revistas o como prólogos a libros de otros autores.

DIDÁCTICA Y GESTIÓN CULTURAL

Desde el año 2002 hasta el 2009, dirige, con Guadalupe Grande, el Centro de Estudios de la Poesía de la Universidad Popular José Hierro de San Sebastián de los Reyes, donde coordina  las actividades didácticas relacionadas con la poesía. Imparte talleres de poesía y es responsabilidad suya la creación y el desarrollo del proyecto poeES, actividad lúdico-didáctica de poesía para alumnos de segundo curso de Bachillerato de los IES de la localidad.

RECONOCIMIENTOS

La obra de Luz Pichel ha recibido el I Premio Internacional de Poesía “Ciudad de Santa Cruz de la Palma” por El pájaro mudo; el XXIV Premio Hispanoamericano de Poesía “Juan Ramón Jiménez” por La marca de los potros; y el Premio Esquío en lingua galega.

Reside en Madrid.

 

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