«La defensa de la Sanidad pública no es una cuestión de ideología, sino de sentido común».

Plataforma Sanitaria Mueve el Negrín.

«Denunciamos e informamos de qué es lo que está pasando. Nosotros no vamos a ser cómplices»

Entrevista a la Plataforma Sanitaria Mueve el Negrín

«Te voy a contar el proceso de un paciente desde que entra por Urgencias hasta que sale con su alta. A esta persona que llega a Urgencias hay que darle una cama. En ese momento, yo estoy en planta con otro paciente que debo trasladar a la unidad de Tránsito, pero no puedo hacerlo porque no hay una celadora disponible. Así que esa cama que necesita la persona que entra en Urgencias está ocupada por ese otro paciente que ya está de alta, pero que sigue ahí porque la ambulancia no ha venido a buscarlo. Finalmente, cuando por fin llega el transporte y se lleva a este paciente, tengo que llamar a mi compañera celadora, que tiene que rellenar su documentación. Luego tengo que llamar a la señora de la limpieza, que vendrá cuando pueda, porque hay una para dos plantas. Tendrá que limpiar la cama y yo tengo que hacerla mientras el paciente espera. La cuestión es que tengo que gestionar ese proceso con la enfermera, la celadora y la limpiadora mientras tengo a otros 35 pacientes en la planta que me llaman tocando el timbre, a los que debo cambiar un pañal, sentarlos, llevarlos al baño, etcétera, etcétera… Esto es con un solo paciente que entra. Multiplica el proceso por todas las plantas que tenemos en el hospital, por todas las camas que hay que gestionar… y con el poco personal que hay, porque no tenemos personal».

Quien lo cuenta es Elba Díaz Jiménez, auxiliar clínico en el Hospital Doctor Negrín de Las Palmas de Gran Canaria. Sus compañeras, Carmen Olga Sosa Cabrera, celadora, y Ana Palma Hidalgo, enfermera en oncología y nefrología matizan que ese paciente, que ya tiene su alta, está a las dos de la madrugada esperando a que la ambulancia lo lleve a La Aldea, y que muchas veces tiene que dormir en el hospital. No hay ambulancias. Han llegado a gestionar 12 entradas de pacientes como esta en una tarde con el mismo personal con el que antes atendían a 3 personas. ¿Cómo lo hacemos?, se preguntan.

La forma en la que nos cuidamos los unos a los otros nos dignifica como seres civilizados, ciudadanos partícipes de un sociedad que aspira a vivir y morir con dignidad. El servicio público de sanidad es el pilar más importante dentro de ese sistema al que confiamos nuestra salud física y mental. Una estructura cuya construcción ha costado años, esfuerzos y muchos impuestos a varias generaciones. Una organización que se ha ido desmontando poco a poco, privatizando todos aquellos servicios susceptibles de generar beneficios económicos para unos pocos.

En una sociedad en la que le dedicamos horas, días, semanas enteras a hablar del devenir del carnaval, de las peripecias de un futbolista o de si la lluvia llega o no llega, apenas prestamos atención a lo que está sucediendo con nuestros hospitales y nuestros centros de salud, por los que, tarde o temprano, terminaremos pasando todos (o casi todos).

Elba, Carmen y Alba, junto a sus compañeros: Juan Jesús Mendoza, técnico de laboratorio; Juan José Florido, enfermero de urgencias; y Rayco Albi Santana, enfermero; forman parte  de la Plataforma Sanitaria Mueve el Negrín. Un grupo de profesionales de la sanidad pública que se han propuesto no ser cómplices del «progresivo deterioro y privatización de la Sanidad pública canaria, los recortes indiscriminados y la nefasta gestión de nuestros políticos». Nadie como ellos, los que nos atienden día a día, para conocer la realidad de su trabajo.

***

Situación actual de la Sanidad Pública

¿Cuál es el problema principal al que se enfrenta la sanidad pública?

Hay muchos, pero uno muy importante es el del aumento de la esperanza de vida y el cambio del tipo de paciente. Este es el gran reto al que tiene que adaptarse la sanidad pública. Antes había ciertas edades en las que los pacientes no se operaban, ahora sí. Eso hace que la presión se eleve porque son pacientes más complejos, tienen varias patologías crónicas y, si no se agudiza una, se agudiza otra. Si no se actúa sobre ese problema, el envejecimiento de la población, todo lo que queramos hacer después va a ser un parche.

¿Se ha quedado obsoleto el Sistema de salud pública?

Más que obsoleto, se trata de una falta de previsión. Tenemos un Sistema de salud pública súper tecnificado. Este hospital tiene aparatos de última generación para diagnóstico, pero el problema es que cada vez se reduce más el número de pacientes que necesita esos recursos, y aumenta el número de pacientes que necesita otros recursos más básicos. Esto atañe a Primaria, Especializada, Sociosanitario, a todas las especialidades. El gran problema es el aumento de la esperanza de vida de la población. Y no es solo un problema de España, sino de toda Europa.

¿Cómo afectan los recortes a esa adaptación ?

Unos recortes presupuestarios bestiales nos han hecho carecer de los recursos, tanto humanos como materiales, suficientes para afrontar esta nueva situación. Y por otro lado, ha afectado mucho una concertación sanitaria orientada, sobre todo, hacia el paciente agudo, no al paciente crónico. Eso supone que el paciente crónico se acumula en los hospitales públicos mientras que el paciente agudo, el paciente quirúrgico va a la concertada. De esta manera se satura lo público. Los centros concertados mantienen el ritmo que ellos quieren. Es decir, ofertan las camas que quieren en el momento que quieren, mientras que el servicio público asume todo.

Elba Díaz Jiménez «La sanidad pública es de todos. Indivualmente no podríamos costearla». Auxiliar clínico

Urgencias

¿Qué sucede en Urgencias?

Debemos tener en cuenta que hay dos entradas al hospital. Por una parte, el paciente que viene programado para una prueba, una consulta o una intervención quirúrgica. Este paciente tiene su cita, su cama asignada y se queda. El resto de pacientes entra por Urgencias, con lo cual es el departamento que soporta la mayor presión.

Los anteriores consejeros, la doctora Mendoza y el doctor Morera, cuando llegaba octubre frenaban la concertación quirúrgica. Es decir, les decían a las centros concertados: “Si quieren pacientes, tenemos los subagudos en Urgencias. Si los quieren, se los llevan. Si no, no les vamos a dar nada”. Entonces les daban salida a esos pacientes de Urgencias. Este año no es así. Con el interés de anteponer los números a las personas —porque esa es la realidad— y de reducir las listas de espera, se ha seguido mandando pacientes quirúrgicos a la concertada y los pacientes subagudos los tenemos en Urgencias, en Hospitalización. Hemos abierto las plantas que teníamos cerradas y, aún así, no tenemos capacidad de darle salida a todos esos pacientes.

¿Por qué?

El recorte en personal lo hemos sufrido todos los estamentos: Hospitalización, Enfermería, Auxiliares. Aunque en los últimos tiempos parece que han hecho un esfuerzo, no se ha compensado lo que hemos perdido. En Primaria los recortes son el pan de cada día. Si un médico de cabecera se coge sus días libres, es el compañero el que asume su lista. La consecuencia es que cuando tú necesitas un médico de cabecera, pides cita y te la dan para una semana después. ¿Qué pasa? Que si tú tienes una patología subaguda en ese momento, no puedes esperar una semana. Entonces, ¿ese paciente a dónde va? Pues a Urgencias. Es una manera de sobresaturar las Urgencias con los recortes.

Entonces, el problema va más allá de Urgencias

Cuando Urgencias tiene que atender tantos pacientes, lo sufren los compañeros de hospitalización, que tienen que atender a pacientes a los que no están acostumbrados. Se tensiona a los compañeros de laboratorio, que tienen que hacer muchas más pruebas. Se congestiona Radiología porque hay que hacer más radiografías. Los celadores tienen que mover de un lado a otro a un mayor número de personas. Al final, toda esa tensión se expande por el hospital. Urgencias es el síntoma de que todo el sistema funciona mal.

Lo de las ambulancias recuerda a un bazar en el que cada uno tiene que conseguir la suya por su cuenta en la puerta del hospital.

Sí, las familias lo hacen para evitar esperar seis horas. Al margen de lo que pueda hacer el Servicio Canario de la Salud y la concertada, aquí interviene una tercera empresa, que se llama Gestión Sanitaria de Canarias. Esta es una empresa de capital público, que funciona como privada, y que está oculta, parece que no existe.

Esta empresa hace de traba, porque es la que gestiona el transporte sanitario. Por ejemplo, si a las cuatro de la tarde de un viernes se decide trasladar a un paciente a un centro concertado donde tiene una cama adjudicada, puede que no salga de de aquí hasta el lunes a las ocho de la mañana. Eso sucede porque esa empresa ya no trabaja a partir del viernes a las tres de la tarde. Con lo cual, el lunes a las ocho de la mañana llega el funcionario correspondiente y pone en marcha el mecanismo, y el paciente no saldrá del hospital hasta las diez o las once de la noche, o hasta el martes. Se habrán pagado cuatro días de cama, pero es de Urgencias de lo que se habla.

¿En qué consiste la Unidad de Tránsito?

Es una idea que planteó la plataforma de Urgencias en 2015. Entonces teníamos hasta cuarenta y cinco personas en pasillos, que no tenían cama y estaban pendientes de ingreso o de observación. Nos preguntamos cómo era posible esa situación y creamos la Plataforma de Urgencias, movilizamos a los compañeros y presentamos una serie de medidas para mejorar la asistencia a los pacientes. Una de estas medidas era la Unidad de Tránsito, que es una parte del hospital que ahora está trabajando las 24 horas, pero que realmente es para funcionar de nueve de la mañana a nueve de la noche. Era para que los pacientes de urgencias no estuvieran en un pasillo sino en una habitación con su familia, más cómodos, y ahí esperaran hasta que tuvieran su cama. Una medida que no debería de existir si el hospital funcionara bien. Ahora, lamentablemente se usa las 24 horas porque si no, Urgencias estaría aun más colapsada de lo que está. Así que la Unidad de Tránsito se ha convertido en «permanente».

Juan José Florido «Urgencias no se colapsa, se colapsa todo el sistema». Enfermero de Urgencias

Empresas privadas, recursos y espacios públicos

¿El hospital se está utilizando al máximo?

En el Negrín tenemos zonas enteras usadas por empresas privadas. Por ejemplo, Medicina nuclear es de Hospitales San Roque. No hay ningún cartel en la puerta, pero los trabajadores son de esa empresa. Allí se hacen los PET, que son unas pruebas muy específicas para detectar ciertos tipos de tumores y cánceres. Por otro lado, tenemos dos servicios de diálisis, uno público y otro privado, que lo lleva la empresa Avericum. Y tenemos también una parte de la segunda planta dedicada a consultas externas. Hay cosas que podemos entender y otras que no compartimos en absoluto, como lo de estas empresas, porque preferiríamos que fuera todo público.

¿Zonas del hospital destinadas a la sanidad privada?

Son servicios pagados por el Servicio Canario de la Salud. Nosotros les pagamos el agua, la luz, el teléfono. Ellos traen parte de las instalaciones, solo parte, y les pagamos para que nos hagan las pruebas. Los isótopos, por ejemplo, son nuestros, se traen de Madrid o de Sevilla. Los pagamos nosotros, no ellos. Se les paga por cada acto realizado.

Además de estos casos, tenemos en Mantenimiento una parte privada y otra parte pública. Fue un escándalo cuando se adjudicó el servicio. Hubo impugnaciones porque se calculaba que en cuatro años, la empresa que se quedara con el servicio iba a ganar 10 millones de euros, dato que se hizo público en aquel momento. Así que imagínense la cantidad de dinero que se está yendo solo en diálisis.

¿Cómo explican los responsables de la gestión esa situación?

No se da ninguna explicación. De hecho, el anterior consejero, el Dr. Morera, nos decía que tenía un informe económico por el cual era más rentable hacer que esos servicios fueran públicos. Le planteó al presidente del gobierno de Canarias, en sede parlamentaria, que esos servicios deberían pasar a ser de gestión pública. Y duró lo que duró a partir de que dijo eso. Será casualidad, pero fue bastante curioso.

¿Hay alguna prueba de que los servicios que prestan estas empresas son más rentables?

No hay ningún estudio que lo acredite. En algunas intervenciones quirúrgicas puede ser que sea así, pero claro, tenemos que tener en cuenta que el personal de enfermería que trabaja en la concertada cobra casi la mitad de lo que se cobra en la pública, con unos horarios draconianos. Si tuvieran que pagar en igualdad de condiciones, igual ya no saldría tan barato.

Cuando se han privatizado servicios, nosotros hemos intentado buscar algún estudio económico que lo justificara, que explicara que son más baratos y en base a qué lo son. Pero no hay ningún documento oficial que lo acredite. No hay ningún estudio, ni aquí ni en ningún lado, ni en Madrid, ni en Valencia. No hemos encontrado ningún documento que diga: este servicio costaba tanto siendo público y ahora es más barato al privatizarlo.

Aún sin esos datos, parece que gran parte de la ciudadanía se siente más tranquila pagando un seguro privado.

Que no le se olvide a nadie que cuando un paciente empeora mucho en la privada o concertada, o ya les está saliendo muy caro, donde termina es en la sanidad pública. Eso, que lo sepa la gente.

Ese traslado se hará siguiendo un protocolo médico…

No, eso es un protocolo totalmente económico. Pueden ser dos cosas: que la privada no tenga los medios técnicos para atenderlo, o que ese paciente empeore. Es decir, por protocolos técnicos y, o económicos. Sería una negligencia por parte de los responsables si llevan pacientes a la concertada para una intervención, que se complique y que no tengan los medios para sacar al paciente con éxito.

Ana Palma Hidalgo «Me paso el turno apagando fuegos, en vez de dar Enfermera de Oncología y Nefrología la atención de calidad que se merece el paciente».

Recursos públicos infrautilizados

¿El hospital Negrín no llega a atender a todos los pacientes con sus propios recursos?

Los recursos del hospital están siendo infrautilizados. Por ejemplo, tenemos una gran sala de Fisioterapia que solo trabaja desde las 8 de la mañana a las 3 de la tarde. Si tú tienes que darte sesiones y trabajas por la mañana, solo te queda ir a una concertada, en este caso es al Grupo Sanitario Icot. Ese servicio podría estar abierto perfectamente hasta las diez de la noche en el Hospital Negrín para que cualquier usuario pudiera acudir al servicio público.

Resonancia magnética nuclear cierra a las diez de la noche. Si después de esa hora hay un paciente que necesita una resonancia, se llama a una ambulancia y se lleva a un centro concertado para hacérsela. Entendemos que saldría más barato pagar al personal aquí que no pagar el transporte sanitario y la resonancia en ese otro centro.

Además están las incomodidades causadas a los pacientes. A veces se trata de lesionados vertebrales, a los que tienes que subir a una ambulancia y trasladarlo a un centro concertado para que le hagan la prueba y luego volver a traerlo de madrugada. Dicen que no tenemos suficiente personal formado para mantener ese servicio. ¿Y la privada sí?

Lo de Rehabilitación también es vergonzoso. Te derivan a Grupo Sanitario Icot, donde el Servicio Canario de Salud paga una sesión de unos 45 minutos, pero la realidad —Ana: Y eso yo lo he vivido en mis carnes— es que te dan 7 minutos, 10 como máximo. Más no pueden, porque en una hora atienden a 6 o 7 pacientes. Es decir, les pagas pero no recibes el servicio. De hecho, hace poco, un fisioterapeuta denunció en el Colegio Oficial de Fisioterapeutas de Canarias las condiciones en las que trabajaban. Ellos dicen: Queremos, pero no podemos. Uno se está quitando el zapato mientras otro ya se está desvistiendo.

Sin embargo, como la privada no tiene Radioterapia, ese servicio sí se ha mantenido abierto hasta la una de la mañana para poder atender a un paciente que lo necesitaba. Es decir, cuando la privada no tiene una prestación, el hospital puede estar abierto hasta la hora que sea y el paciente acude. Si hay un paciente con un proceso tumoral viene a la hora que sea sin ningún tipo de problema.

¿Se privatizan los servicios que funcionan mal?

Otro caso es el Punto Inspira, que también lo lleva una empresa privada. Es un servicio del hospital para analizar los problemas de sueño, de respiración… Era un servicio público, donde la lista de espera fue aumentando por diferentes motivos. ¿Cuál fue la solución? Pues se privatizó. Inspira, esta empresa privada que también está en los hospitales de Madrid, hace esos estudios y ha conseguido bajar mucho las listas de espera. Pero, ¿cómo creemos nosotros que lo han hecho? Pues primero se ha precarizado el servicio público para que aumentaran esas listas y poder decir así que la única solución era privatizar. Tenemos muchas sospechas, nos gustaría poder demostrarlo algún día, de que eso es un acto predeterminado. Es decir, que se hace con ese objetivo. Lo que pasa es que es muy difícil de demostrar, e insistimos en que presuntamente, todo apunta a que ese ha sido el procedimiento, aunque no lo podemos demostrar.

Juan Jesús Mendoza «La defensa de la sanidad pública es de sentido común. Técnico de laboratorio No es cuestión de ideologías».

Una legislación al gusto del privatizador

¿Existe una normativa que regule qué, cómo y por qué debe privatizarse un servicio público?

Esto viene de hace 20 años, cuando se aprobó la Ley General de Sanidad, en la que se especificaba cuáles eran los motivos para externalizar un servicio sanitario. Según esa ley, había que cumplir una serie de requisitos, pero con la Ley 15/97 se suprimieron. Se aprobó en el parlamento, incluso con los votos de Coalición Canaria (que tenía entonces 2 diputados), PSOE y PP también votaron a favor. Esa nueva ley, contra la que se van a realizar una recogida de firmas en breve, permitía que el Estado privatizara cualquier servicio sin tener que justificarlo.

¿Sin estudios ni planes de viabilidad y rentabilidad?

Lo suyo sería que se presentara una memoria, un informe. Pero hasta ahora no se ha presentado ninguno para los servicios privatizados. De hecho, las privatizaciones que se hicieron en Valencia con la empresa Alcira han tenido como resultado que hemos tenido que poner más dinero para rescatarlos y luego volver a darles el servicio a la misma empresa que hemos rescatado.

Canarias es una de las comunidades que más dinero destina, junto a Valencia, Andalucía y Cataluña a concertaciones y privatizaciones puras que en otros sitios ya se ha visto que no funcionan. Con lo que se demuestra que es mentira. Lo que necesita la sanidad pública es una buena gestión económica y mayor presupuesto.

A partir de marzo entra en vigor una nueva ley de contratación que obliga —espero que el gobierno canario la implemente— a que todas las contrataciones públicas tengan que hacerse a través de medio electrónico, a través del perfil del contratante. Ahora mismo, los contratos menores, por ejemplo, se podían hacer sin publicidad. A partir del 9 de marzo eso cambiará.

De cualquier forma, existe una Ley de transparencia que el Gobierno debe cumplir. Los datos de eficiencia de esas privatizaciones deben estar en algún lado.

El Gobierno canario incumple sistemáticamente la Ley de Transparencia porque sabe que puede incumplirla. Desde la Plataforma hemos pedido esa información y por tercera vez nos la han denegado. Entonces, ¿cómo podemos controlar si el dinero se está destinando a lo que se debe destinar?

Es una obligación cuando se trata de un servicio público.

Claro. Existe una ley de transparencia que obliga a la administración a contestar las preguntas que les hagan a través del portal de transparencia. Nosotros hemos preguntado sobre el transporte sanitario no urgente, sobre las concertaciones, limpieza y mantenimiento. Solamente nos han contestado al tema de la limpieza del hospital, al contrato que tiene el Hospital Doctor Negrín junto a Clínica San Roque de Guía, C.A.E de Gáldar y C.A.E de Arucas.

El Gobierno tiene la obligación de contestarnos en un mes, y si no es así, hay que poner un contencioso administrativo. Este procedimiento tiene un coste que nosotros no podemos asumir y, además, según los plazos legales, puede pasar hasta un año hasta que conteste. Nosotros queremos saber ahora cuánto se está gastando en transporte sanitario no urgente, que es deficitario. A nosotros dentro de dos años y dos mil euros después, no nos vale. Así que el Gobierno saca la ley (de transparencia) y la trampa. Si no te contestan, gástate el dinero en un contencioso administrativo. Entonces, nosotros lo que vamos a hacer es que cada vez que nos den la oportunidad denunciaremos que el Gobierno de Canarias incumple la ley de transparencia.

Carmen Olga Sosa «Le pedimos a Baltar un poquito de "humanización". Celadora Humanizar es tener suficiente personal».

La situación de los trabajadores

«No recuerdo en cuántos servicios he trabajado en los dos últimos años, tendría que hacer cálculos».  Rayco Albi, enfermero, lo cuenta con una sonrisa de resignación ante el absurdo. En la última oposición a la que se presentó debía incluir los contratos que había tenido hasta el momento. Su hoja de méritos la componían seis folios, porque por cada servicio en el que ha trabajado le han hecho un contrato distinto. Seis folios de contratos, uno por renglón. «Y eso es lo habitual hoy en día, trabajo en precario», remata.

Juan José Florido matiza que «si tú no estás adscrito a un servicio, no tienes ese sentimiento de pertenencia y eso es parte de la estrategia». Cuenta que la situación de Rayco es la habitual y que muchos tienen miedo de hablar y denunciar la situación, piensan que los van a jorobar con sus contratos. «Yo mismo me siento observado, y ya me he ido dos veces a la calle. Así que es normal que haya gente que no quiera correr ese riesgo».

Carmen Olga Sosa es celadora, insiste en que todo el personal del hospital está muy inquieto con la situación, tanto el eventual como el fijo. Están viendo como va decayendo la sanidad y como se va desestructurando.

Juan Jesús Mendoza desgrana la burla de las convocatorias de plazas para la Sanidad pública: «Desde el anuncio de esas doce mil vacantes del año 2007 han pasado ya cuatro legislaturas, y aún se siguen anunciando lo de las doce mil plazas. Y no somos capaces de decir: ¡Oye, mira, es que son las mismas doce mil plazas que dijiste que ibas a dar en 2007! ¡Son las mismas! Pero claro, la opinión pública pensará “coño, pidieron doce mil plazas en 2007, en 2008, y así sucesivamente, son ya 36 mil trabajadores y no son capaces de sacar esto adelante”. ¡Pero son las mismas plazas!, y si te descuidas, llegamos a la próxima legislatura y aun no están adjudicadas. Por cierto, algunas sí se sacaron en precampaña electoral

***

¿Faltan especialistas?

En los servicios de urgencias ya hay médicos de familia pasando consultas de pediatría, sucede ya desde hace diez años. Porque no hay pediatras, pero es que tampoco hay radiólogos, oncólogos… En el hospital no hay oncólogos, ni siquiera localizados, a partir de las nueve de la noche, y eso la gente no lo sabe. Es que es muy triste para esos pacientes, cuando llega un fin de semana de Navidad y un oncólogo no los ve hasta pasados tres o cuatro días.

Es que en Canarias parece ser que somos capaces de atraer millones de turistas de todo el mundo, pero no somos capaces de atraer unos cuantos miles de profesionales para nuestra sanidad pública. Sin embargo, algo que nos llama mucho la atención es que en la sanidad pública nos faltan esos profesionales, ¿y en la concertada nunca faltan profesionales?, ¿por qué?, ¿tal vez porque les pagan mejor que en la pública?, ¿por las condiciones laborales? Sí, pero es que quién está pagando es la sanidad pública, les estamos dando el dinero a la privada. Lo que está pasando es escándaloso.

¿La sanidad pública no puede ofertar mejores condiciones que la privada?

Es que en la isla no hay oncólogos, los tienen que traer de la península, pero el contrato que ofertan es de un mes o dos. Y claro, ¿quién deja su casa y se va para trabajar solo un mes o dos meses? El trasfondo es político, es decir, tú te traes a un oncólogo de Castilla la Mancha, llega aquí y, si lo dejas en el Negrín, está un mes de contrato y se va a La Palma porque le ofrecen tres años.

Ya ha pasado dos veces, se trajeron a dos oncólogos y se fueron. Y la consecuencia es que a los enfermos de oncología se les está dando la primera cita de consulta al mes. Y eso no aparece en las listas de espera, pero es la realidad. Y estamos hablando de enfermos oncológicos, para los que el tiempo es muy importante.

¿La sanidad privada juega entonces con ventaja?

Es que puede que una cama cueste 6.000 euros diarios en la sanidad pública, y que la de San Roque cueste 3.000 euros nada más, pero es que ellos no tienen Formación. ¿Quién forma a los profesionales?, ¿quién tiene médicos residentes? Nosotros, la sanidad pública. Los formamos aquí, y eso hay que pagarlo. Pero luego, cuando están formados, se van a trabajar a la privada. De esa forma, si ellos no tienen esos gastos de formación, la cama allí saldrá más barata.

***

Ana Palma resume su situación laboral así: «Urgencias es lo que más vende, pero en Hospitalización también nos han reducido personal, nos han puesto un sistema informático que… ¡benditos papeles! Ahora tengo que meter 40 datos en ordenadores viejos y escasos… nos damos de cachetones para poder usarlos [risas] ¿Qué sucede? Yo soy cuidadora, a mí me gusta estar al pie de la cama, pero tengo que elegir entre ordenador o paciente. O eliges ordenador y vas viendo a los pacientes, como digo yo, por la webcam porque no tenemos tiempo, o eliges paciente… con lo cual, eliges paciente, claro. Es que, además, son pacientes oncológicos, que necesitan una atención especial. Entonces, cuando terminas tu guardia te quedas a hacer en el ordenador todo lo que no has podido hacer durante tu jornada. Con lo cual estamos saliendo unas 2 horas más tarde de finalizar nuestro turno. Yo antes me iba satisfecha a casa con el trabajo que hacía, pero ahora me voy frustrada, con la sensación de que en vez de cuidar a los pacientes, lo que he hecho ha sido apagar fuegos. Tienes que ir a atender a uno u a otro, pero no te puedes parar a hablar con esa persona, no la puedes escuchar».

Rayco Albi Santana «Los problemas son comunes. No es solo Urgencias, Enfermero Planta o Quirófano, es todo el hospital».

Listas de espera y listas de vergüenzas

¿Son ciertos los datos de la reducción de las listas de espera?

Las listas de espera que se publican en la Comunidad de Canarias se confeccionan según un Real decreto que emana del Ministerio de Sanidad en el que se especifica de qué especialidades hay que publicar datos. Entonces, desde el Gobierno  van a decir que han publicado lo que les exige la ley. Pero esa ley no exige que se publiquen los datos de Oncología; de Radioterapia y de otras muchas especialidades que tienen grandes listas de espera.

No vamos a entrar en si son datos reales, porque no los podemos comprobar. Lo que sí podemos decir es que no podemos cambiar la parte por el todo, que es lo que le gusta a los políticos. La sanidad pública no sólo son las listas de espera y no vamos a agarrarnos a eso para decir que todo va bien. Y lo que sí podemos decir es que en las listas de espera hay “trampa” —entre comillas— porque no se publican los datos de todas las especialidades. No pueden ser reales.

¿En la sanidad concertada no existe este problema?

Es que cuando se habla de listas de espera, siempre se hace de la pública. Esa concertada que cobra por atender a los pacientes nunca tiene listas de espera. Ellos se llevan los pacientes que ellos quieren. Cuando hablamos de no sabemos cuántos miles de pacientes que están esperando, nos referimos a la sanidad pública, nunca a la concertada. Ellos están para llevarse la parte del presupuesto que les interesa en función de los pacientes que a ellos les interesa.

Pero, se argumenta que la concertada «ayuda» a reducir las listas de espera.

Cuando ese paciente se pasa a la concertada, desaparece de esa lista. Pero desaparece aunque no haya sido intervenido, sin que se le haya tratado. Cuando uno, como paciente que tiene ese dolor en la rodilla, ve que le dicen que la lista de espera se ha reducido, se dice que cualquier día le toca su turno. Pero cuando ve que ya está en el tercer año de espera, se dice que aquí hay algo que huele mal. ¿Cómo es que en los 7.000 nunca me ha tocado a mí?

Hablando de malos olores, ¿existe un grave problema con la limpieza del hospital?

Es que no es lo mismo tener sábanas, almohadas para una serie de pacientes y que éstos se dupliquen. La lavandería se hace fuera del hospital y dependes de que te lleven las cosas. Bajas a buscar uniformes y no hay. O vas a por pijamas y te encuentras la mitad de ellos rotos, destrozados porque no hay personal para controlar ese material. Coges una colcha y te encuentras que tiene un agujero en el centro, o está mal lavada. Se paga por kilo, pero nadie comprueba que lleguen con la calidad necesaria. ¿Quién carga con eso? Pues el auxiliar de planta que saca un pijama para un paciente y se encuentra con que no sirve, lo tiene que tirar, ir a buscar otro… es decir, encima duplicamos el esfuerzo.

La empresa de limpieza es Clece, a la que se le da 7 millones de euros por la limpieza y por reponer el material de los baños, por ejemplo… pero muchas veces te encuentras con que no hay papel higiénico, no hay lejía, no hay jabón, nunca hay. Pero esa empresa, a pesar de la crisis, no ha tenido recortes, y se le paga entre 6,9 y 7,1 millones de euros por la limpieza del Negrín, San Roque de Guía, el C.A.E de Gáldar y el C.A.E de Arucas.

Por la noche solo hay cinco limpiadoras, que se van solapando, para todo el hospital. La realidad es que terminan siendo solo dos limpiadoras para hacer todo. Si se queda un bote UMI libre (unidad de medicina intensiva), que lleva un protocolo de desinfección muy concreto y más intenso que una cama hospitalaria, al igual que un quirófano, entonces el resto del hospital tiene que esperar.

Antes había una limpiadora para las neveras de la medicación, un trabajo muy específico, pero ahora ya no se hace. Antes había un calendario para la limpieza de esas neveras, ahora yo no existe. Neveras que tienen que estar limpias, evidentemente, y que cuando se están cayendo de mierda las limpia la limpiadora de planta en trabajo añadido para ella.

Una limpiadora tiene por la tarde 64 camas, y si se dan 12 altas, por mucho que quiera no podrá hacerlo bien. Las cucarachas suelen desaparecer cada tres días de las escaleras de incendios [risas]. Tuvimos que llamar a un servicio urgente porque las cucarachas estaban en el laboratorio…

Es básico para el mantenimiento del hospital …

[Risas] Llamas a Mantenimiento porque se te fundió un bombillo en la cámara, y te dicen: Espérate, porque tenemos que ver si nos corresponde a nosotros o a la parte pública. Y tú pasando frío en la cámara para coger cualquier cosa porque la empresa concertada aún no tiene claro qué tiene que hacer.

No tenemos timbres en los baños porque los han quitado para reponerlos, pero no hay repuestos. Un paciente tiene que llamarte, pero como se descatalogaron los timbres… Si se te cae alguien en el baño asistido no hay hilito para tirar, tienen que llamarte a gritos.

«La gente se dice: "Como no me lo pueden hacer en la pública, que me atiendan en la privada". Y claro, lo que no se sabe es quién termina pagando eso».

Mensaje a la ciudadanía

Pongamos un ejemplo: la donación de órganos es un servicio que si fuera totalmente privado no existiría. ¿Qué tasa de transplantes existe en los Estados Unidos? Búsquenlo. Es mínima, porque solo una mínima parte de la población puede costearse un transplante de órganos.

La financiación de la sanidad sigue siendo pública, la prestación no, pero la financiación sí.  Los que se empeñan en privatizar deberían decir al que no tiene medios económicos que se va a morir porque no va a poder pagar un tratamiento, como pasa en los Estados Unidos. Los ciudadanos deberían conocer el valor de una cama de UMI por día, a ver qué trabajador puede pagar 6.000 euros diarios. Si nos ingresan tres días, ¿cuánto le debemos al estado?, ¿quién tiene dinero para eso?

De lo que estamos hablando es de que el sistema público es una transferencia de ingresos que no hace diferencias entre los que más tienen y los menos pudientes. La población tiene que entender qué es la sanidad pública, qué es la sanidad privada, qué es la concertada. El problema es que el sistema ha hecho que sea como un puente: tú pasas todos los días por un puente y un día te cambian un tornillo, otro día otro y luego una traviesa. Cuando ha pasado un año, tú ya no pasas por el mismo puente porque te lo han cambiado y no te has dado cuenta. Y eso es lo que están haciendo con la sanidad pública, dentro de unos años nos la habrán cambiado y no nos habremos dado cuenta.

Nosotros no vamos a ser cómplices. Desde la Plataforma Sanitaria Mueve el Negrín lo denunciamos y le decimos a la población qué es lo que está pasando y qué es lo que va a pasar. Si usted no quiere luchar por eso, vale, pero nosotros, los que estamos aquí trabajando, no vamos a ser cómplices. Y no solo hablamos de sanidad, también está pasando en educación, en la investigación, etc. Aquí se forman ingenieros, médicos, matemáticos, enfermeros que al final se van de España a desarrollar sus capacidades en otros países. Su formación la hemos pagado entre todos.

Nos dicen que lo que hacemos es alarmar, que a través de las redes sociales hacemos que el paciente venga ya de uñas al hospital. Pero lo que hacemos es informar y denunciar. Lo que pedimos a la ciudadanía es que se pregunte qué está pasando, que se informen. Tienen nuestra página web Ahí se pueden inscribir en nuestro formulario de contacto para recibir nuestros correos informativos.

Por último, que recuerden que nosotros somos trabajadores, pero el sistema sanitario es de los usuarios y son también ellos los que deben luchar por él. Porque fueron nuestros abuelos, nuestros padres y nosotros con nuestras cotizaciones los que hemos levantado el sistema sanitario público y nos lo van a quitar. Y la gente tienen que ser consciente de eso.

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  • Marina Cardenal

    Gran Canaria, 1976. Es licenciada en Comunicación Audiovisual. Tras varios años trabajando como periodista, decidió dejarlo, marcharse a otro país, comenzar una nueva profesión, conocer otras luces, enamorarse del idioma alemán y de Hamburgo, ciudad en la que vivió hasta 2015. Todo ello, sin dejar de contar historias. Ahora desde 7iM, de la que es codirectora.

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