Orodha

Orodha

Entre junio y julio de 2011 mi hermano Nino y yo viajamos a la región de Mwanza, en el noroeste de Tanzania, a orillas del Lago Victoria. El objetivo era acercarnos a un sórdido fenómeno: los frecuentes asesinatos de personas afectadas de albinismo, perpetrados con el fin de usar partes de sus cuerpos (miembros, lengua, genitales, cabello) en la preparación de pociones mágicas. Estas pociones son elaboradas por determinados curanderos brujos (mganga en swahili) por encargo de clientes a los que se promete habitualmente el éxito en los negocios (en particular, pesqueros y mineros) o la obtención de cargos políticos.

Alfred, presidente de la asociación local de albinos.

Solo en el distrito de Mwanza se han contabilizado quince asesinatos de estas características desde 2006, año en que empezó este horrendo frenesí criminal. En la foto precedente se puede ver a Alfred, presidente de la asociación local de albinos,mostrando una lista con las víctimas, sus edades y lugares en los que se cometieron los asesinatos. La presencia de minas de oro y el consiguiente enigma sobre la localización precisa de auríferos se cita como una de las razones que han propiciado la aparición de estas prácticas. Similar argumento es válido también para la actividad pesquera.

Los hijos de Madina.

Madina, la madre de los dos encantadores niños albinos de la foto, nos contó como apenas un mes antes de nuestra conversación unos hombres vinieron a su casa a eso de las 3 de la madrugada. Destrozaron la puerta y empezaron a llamar a sus hijos, uno de cinco y otro de nueve años. Ella se puso a gritar con todas sus fuerzas, pidiendo ayuda. Pronto comenzaron a acudir los vecinos. Al oír que venían, los hombres huyeron.

La pobreza extrema y una ancestral fe ciega en el poder de la brujería son el caldo de cultivo necesario para estos crímenes.

Durante nuestra visita pudimos entrevistar y fotografiar a distintas personas vinculadas con estas prácticas, ya en calidad de víctimas, familiares, representantes asociativos, curanderos brujos o periodistas.

Hay que añadir que la vida de las personas albinas en la zona es especialmente dura. No cuentan con los recursos necesarios para combatir el implacable sol africano y su esperanza de vida ronda los 30 años. Homilya tenía 29 años cuando tomé la foto, pero ya no hablaba. Estaba en fase terminal de cáncer de piel. Boca y garganta eran pura úlcera. Murió unos días después.

Homilya.

Como reflejo de nuestras impresiones, hemos elaborado el vídeo Orodha; una Breve lista de términos swahilis empleados en la comunicación con personas afectadas por albinismo. Mi hermano se ha ocupado de elaborar los textos y yo de realizar las imágenes.

El objetivo del proyecto nunca fue el de denunciar la discriminación o la barbarie, sino otro más personal y más íntimo: comprender la irrupción de tal violencia, evitando emitir juicio de valor alguno.


Galería de fotografías


Página web de Tomás Correa: www.tomascorrea.com

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