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Historias de segunda mano

«Cualquier librería independiente que ha logrado sobrevivir es el mejor lugar para hacer una lectura»

Ruth Ozeki

 

Según las encuestas sobre hábitos de lectura, los estudios de marketing y las ordenanzas de Google y Amazon, la idea de montar un negocio de libros de segunda mano no parece muy brillante y tal proyecto debería estar abocado al fracaso. Pero a pesar de todo, en esta ciudad hay un puñado de libreros que sobrevive milagrosamente en el mercado del papel usado.

Lo normal es hablar con ellos de libros, pero esta vez queremos saber de sus vidas. Dicen que los volúmenes de sus estanterías cuentan al menos dos historias: la de sus páginas y la de los propietarios por los que han ido pasando. Esta vez les pido que me cuenten las suyas, cómo llegaron a verse  rodeados de estos extraños objetos de discordia que todo el mundo desea que otros utilicen; que pocos, según las estadísticas oficiales, parecen necesitar; y menos parecen apreciar de verdad.

El Rincón del lector, Obra Social de Acogida y Desarrollo

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El rincón es un estrecho local con planta que da a la calle San Marcial, junto a la Catedral de Santa Ana, y un sótano a rebosar de papel. Los libros, miles, abarrotan las estanterías y forman tres pasillos  que desembocan en el puesto de control de Miriam Aguerre, quien organiza los volúmenes de la librería desde hace 14 años.

«Aunque te parezca mentira, todo lo que sé de literatura lo aprendí aquí, durante estos catorce años, haciendo fichas de las obras y, sobre todo, escuchando a los clientes.»

Algunos de esos clientes organizaban, hasta hace unos años, tertulias literarias en la librería. Mientras Miriam componía fichas de obras, en un rincón del local se discutía sobre Tolstoi, Vargas Llosa o Claudio de la Torre. Y Miriam pegaba la oreja y aprendía, y les consultaba cuando tenía alguna duda sobre los libros que tenía en las manos.

«Eran personas mayores y muchas ya han fallecido. Recuerdo con especial cariño a Quintana, un señor que vivía acogido en la Obra Social: sabía tanto de literatura, de él aprendí muchísimo.»

Los libros que llegan tanto aquí como al local que tienen en Telde, en la calle León y Castillo 31 del barrio de San Juan, son donaciones. Los beneficios son destinados a las necesidades de comida, ropa, medicamentos y un sitio para dormir de las 250 personas a las que atiende la Obra Social de Acogida y Desarrollo.

«Como el espectro de donantes es tan amplio, nuestros clientes comentan que lo que encuentran aquí no lo suelen encontrar en otro sitio.»

La mayor parte de los libros cuestan entre uno y tres euros. Colecciones de novelas de Verne, Salgari o Stevenson en versión infantil por apenas 50 céntimos. Una Biblia de 1800 por 1.600€ o un Quijote de 1700 por 2.500€. Aquí se puede encontrar cualquier cosa que satisfaga al lector empedernido o al coleccionista de joyas literarias.

«Aquí viene muchísima gente joven, muchos niños. Un maestro del Colegio Cervantes, cada vez que saca a sus alumnos de paseo, los trae aquí para hacer la última parada. Ellos se traen un euro y se llevan un libro cada uno. Esos niños luego vuelven solos o con sus padres, y entran corriendo a buscar su libro. El maestro dice que es una manera de ayudar y, a la vez, de que se acostumbren a tener un libro entre las manos.»

El Rincón del léctor

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Libros de ocasión

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José María Arcediano Molina era, según su propia hija, un aventurero con inquietudes culturales. Le gustaba viajar, pintar y llegó a publicar un libro. Un día de los años 70 llegó desde Valladolid a Gran Canaria, le gustó, conoció a su esposa y se quedó. En 1978 abrieron juntos Libros de Ocasión, que tiene actualmente su domicilio en la calle Cirilo Moreno, 29. Eran tiempos en los que los clientes acudían a intercambiar tebeos y novelas, comprar discos o poner anuncios de compra y venta de diferentes artículos.

«Antes, cuando llegaban los tripulantes de los barcos pesqueros y mercantes para abastecerse de lectura para la travesía, había mucho intercambio de los libros de Marcial Lafuente Estefanía, de indios y vaqueros; y de la colección Arlequín, que son las románticas.»

Actualmente es María José Arcediano quien lleva el negocio desde hace seis años, tras la jubilación de su madre. A pesar de todas las vicisitudes que han pasado, el negocio se puede cosiderar un éxito tras más de treinta años de historia.

«A mí me gusta la lectura, me he criado aquí y este negocio fue mi infancia. Pero ni se me había pasado por la cabeza dedicarme a esto. Pero mi madre me ofreció la oportunidad y para mí se ha convertido en algo más que un medio para ganarme la vida. Me di cuenta de que había un vínculo especial, familiar, con mi padre, al que no llegué a conocer. Y al final decidí arriesgarme, y si fracaso, al menos que no se diga que no lo intenté.»

Mucha gente descubre la librería por azar, al no estar en una calle muy transitada, pero muchos clientes son habituales. Los que buscan libros descatalogados, por ejemplo los que leyeron en su infancia, pero también novela, ensayo, libros juveniles e infantiles, oposiciones, técnicos y científicos e idiomas. Aquí los clientes se pueden convertir también en vendedores. Dejan sus libros en depósito tras pactar un precio de venta, y lo cobra cuando se vende.

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Re-read

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Carlotta Iannone y Massimiliano Occhetto también llegaron a la isla de vacaciones en 2013, donde hacían una parada camino de Sudamérica. Pero decidieron no continuar su viaje e instalarse en la ciudad. Encontraron trabajo, aunque no en lo suyo —ella es antropóloga y él fotógrafo— y, tras darle vueltas a la cabeza, encontraron en un reportaje un proyecto acorde con sus inquietudes. Analizaron el mercado de las librerías en la ciudad y cayeron en la cuenta de que casi todas se concentran en la zona de Las Palmas, Triana y Vegueta, y apenas había en el istmo Puerto-Canteras.

«Somos lectores normales —cuenta Carlotta—, pero nos gusta mucho la literatura. Así que le dije a Massi: ¿por qué no montamos una librería y, además, tenemos todos los libros que queramos?»

Contactaron con los responsables de la franquicia y les gustó la filosofía de trabajo que hay detrás de la marca. Tras pasar una entrevista como candidatos, fueron aceptados, realizaron un curso de formación y volvieron a Las Palmas para abrir su local en la calle Bernardo de la Torre, 31. Acaban de cumplir un año en el negocio. ¿Cómo va hasta el momento? Sonríen y me explican a media lengua entre italiano y español que bueno, que va, y más risas.

Me reciben como si estuviéramos en su casa. Pasamos al fondo del local y no sentamos a una mesa flanqueada por librerías de literatura juvenil e infantil y la de idiomas. Una mesa que pueden emplear los clientes que solo pasan a leer u ojear, y que muchas veces no se llevan el ejemplar.

«No pasa nada —explica Massimo—, uno de los valores de esta librería es que no consideramos a los libros solo como una mercancía que hay que vender. Procuramos que el ambiente sea acogedor, familiar, donde el cliente se sienta cómodo. A veces pasan hasta veinte veces antes de comprar un libro —ríe—, pero creemos que esto es un gran valor: que el cliente se sienta con la libertad de venir cuando quiera.»

A esa comodidad contribuye, según nos cuentan, la clasificación IBC. Se trata de un sistema internacional que ordena los libros por orden alfabético de autores dentro de cada temática. De esta forma, cualquiera puede encontrar lo que busca sin necesidad de preguntar.

A pesar de que Carlotta y Massimo hablan un español correctísimo, consideran que su mayor dificultad fue la falta de conocimiento que tenían sobre literatura española en general y canaria en particular.

«Pero bueno —dice Carlotta—, hemos ido aprendiendo, y poniéndonos al día con todos los libros que nos han ido llegando.»

La librería solo trabaja con obras posteriores a los años 90 y se compran a particulares por un precio simbólico de 20 céntimos de euro por ejemplar. Ellos se encargan de hacer la selección de los que les interesan y del transporte hasta la tienda. Los seleccionados son obras de ficción y no ficción que estén en buen estado de conservación, exceptuando enciclopedias, libros de texto, revistas y libros antiguos.

Re-read Las Palmas de Gran Canaria

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  • Gustavo Gil

    Las Palmas de G.C. 1965. Se licenció en Ciencias de la Información en Madrid y estudió cine en los EE.UU. y Cuba. Ha trabajado varios años como realizador y dirige la productora Conspiradores entre Madrid y Las Palmas de G.C. Cada vez tiene menos cosas y más proyectos. El último es la revista 7iM, de la que es codirector. Por lo demás, se encuentra bien, intentando trabajar lo menos posible.

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