Periodismo, algunos libros y películas (III)

Periodismo narrativo

Periodismo, algunos libros y películas (III)

Periodismo narrativo

En esta entrega hemos querido recopilar algunos libros sobre periodismo narrativo, memorias, ensayos, e incluso alguna novela, escritos por periodistas. Es una selección heterogénea realizada con la única premisa de que son lecturas que nos han gustado, que nos parecen recomendables para acercarse a otras realidades y a otras formas de contarlas.

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Diez días en un manicomio (Ten days in a Mad-House, 1887), Nellie Bly

Los médicos determinaron que Nellie Brown estaba loca y fue enviada al centro psiquiátrico de la Isla De Blackwell. Era lo que ella pretendía. Para conseguirlo se había cambiado el apellido, había confiado en sus habilidades como actriz para hacerse pasar por demente y, tras varios exámenes, consiguió engañar a los especialistas. Nellie Bly tenía solamente 23 años, pero llevaba desde los 16 trabajando como periodista.

Su verdadero nombre era Elizabeth Jane Cochran. La adopción del seudónimo de Nellie Bly fue obra del editor del Pittsburgh Dispatch que la había contratado tras leer una carta que ella había enviado en respuesta a un artículo sexista. Poco más tarde fue contratada por Joseph Pulitzer para trabajar en el periódico sensacionalista New York World. El 22 de septiembre de 1887, los editores le propusieron realizar un reportaje sobre las condiciones de los centros psiquiátricos de Nueva York y la atención que recibían allí los internos. Nelly se lo pensó y finalmente aceptó, asegurándose antes de que una vez que terminara su trabajo, serían capaces de sacarla de allí. De esa forma se convirtió en la pionera del periodismo encubierto.

La denuncia de los malos tratos a los pacientes y de las pésimas condiciones de salubridad que Bly relató en sus crónicas, consiguió que las autoridades realizaran importantes reformas para la mejora del sistema. Su trabajo tuvo tanto éxito de público que fue compilado y editado en un solo libro.

Al año siguiente, Nelly se embarcaría en otro gran proyecto: La vuelta al mundo en 72 días, compitiendo con otra gran periodista, Elisabeth Bisland, que debía hacer el mismo viaje para otro periódico e intentar llegar antes que ella a la meta. El mismo Julio Verne recibió a Bly en su casa durante su paso por Francia. Ganó la apuesta.

Tras casarse se retiró del periodismo por un tiempo, pero años más tarde tuvo que volver a ejercer como reportera en el frente durante la I Guerra Mundial. Convirtiéndose en una de las primeras mujeres corresponsales de guerra.

Ten Days in a Mad-House fue publicado en España por la Ediciones Buk y puede conseguirse gratis en inglés, al haber pasado a Dominio Público.

Periodismo, periodismo narrativo, Nellie Bly

El agua estaba helada, y nuevamente comencé a protestar. ¡Qué inútil fue! Supliqué, al menos, que hicieran desaparecer a los pacientes, pero me ordenaron que me callara. Aquella loca mujer comenzó a restregarme. No puedo encontrar otras palabras para expresarlo, fui fregada. De una pequeña palangana de hojalata tomó un jabón suave y me frotó con él, incluso mi cara y mi bonito cabello. Por fin había visto o hablado, aunque le había rogado que mi cabello no se tocase. Frotar, frotar, frotar, es lo que hacía la anciana, parloteando para sí misma. Mis dientes castañeteaban y mis extremidades tenían la carne de gallina y estaban azules por el frío. De repente, recibí, uno tras otro, tres cubos de agua sobre mi cabeza —agua helada, también— en mis ojos, mis oídos, mi nariz y mi boca. Creo que experimenté algunas de las sensaciones de una persona que se está ahogando mientras me arrastraban, jadeando, temblando y temblando, desde la bañera. Por primera vez, sentí que me volvía loca. Observé la mirada indescriptible de mis compañeras, que habían sido testigos de mi destino y sabían que seguramente también sería el suyo. Incapaz de controlarme ante aquella absurda imagen de mí misma, estallé en carcajadas. Me pusieron, goteando, en una pequeña manta de franela, etiquetada en el extremo con grandes letras negras, «Lunatic Asylum, B. I., H. 6.» Las letras significaban Blackwell’s Island, Hall 6.

Ten days in the madhouse
Tráiler de Ten days in the madhouse (2016), película dirigida por Timothy Hines, basada en el libro del mismo nombre de Nellie Bly.

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 Un hombre (1979), Oriana Fallaci

Fue considerada como la mejor entrevistadora de todos los tiempos. Fue partisana contra los nazis que invadieron su país y acabó metida en otra guerra, según ella, en sus últimos días de vida. El 11 de septiembre de 2011, la visión de las Torres Gemelas ardiendo cambió su visión del mundo y se apuntó a la batalla contra el Islam. Tras años en silencio, publicó entonces algunos artículos y libros que clamaban contra la indiferencia de Occidente ante el avance de los musulmanes.

Recibió duras críticas por esa actitud inesperada, pero no enturbió su legado como una de las grandes periodistas de la historia por libros como Nada y así sea (1969), sobre su paso por la guerra de Vietnam, o Entrevista con la historia (1974), una compilación de sus encuentros con personajes significativos de la segunda mitad del siglo XX como Henry Kissinger, Golda Meier, Yasser Arafat, Indira Gandhi, Pahlevi o Carrillo.

También escribió novelas. Un hombre es una de ellas, aunque narra hechos reales, la vida de Alekos Panagulis, el poeta y militante griego que luchó contra la dictadura de los Coroneles. Oriana y Alekos se conocieron en 1973, cuando él salió de prisión. Había ingresado en ella en 1968 acusado de organizar un atentado contra el presidente Papadopoulos, y sentenciado a muerte. Escapó en 1969, pero lo detuvieron y fue devuelto a la cárcel, hasta que fue liberado por una amnistía cuatro años más tarde. Entonces, periodista y militante se encontraron para una entrevista y terminaron siendo pareja hasta la sospechosa muerte de Alekos en 1976.

Aunque no se trata de un texto periodístico, resulta interesante el difícil trabajo de Oriana Fallaci en un relato que comenzó con una entrevista y en el que ella acaba siendo protagonista. Una obra que ella misma calificó como una novela ideológica, sobre el poder y el héroe que lucha sobre su libertad.

Periodismo, periodismo narrativo, Oriana Fallaci

¿Qué resistencia, qué revolución? Incluso Papadopoulos llamó a su golpe de estado revolución, lo mismo que Pinochet: en la misma derecha no hay dictador que no recurra a la palabra revolución. Todos quieren hacer esa revolución y luego no la hace nadie, y menos que nadie los que se definen como revolucionarios, porque con sus revoluciones solo cambian el amo, el régimen. La revolución no se manda. Existe una única revolución posible, y es la que hacemos solos, la que se produce en el individuo, que se desarrolla en él con lentitud, con paciencia, ¡con desobediencia! La revolución es paciencia y desobediencia, no es prisa. No prestéis oídos a quien promete milagros ni a quien se compromete a cambiar las cosas en cuarenta y ocho horas, como un mago. Los magos no existen , ni tampoco los milagros. Los demiurgos se burlan de vosotros, bobos, que estáis acostumbrados a que os agarren por las narices, a padecer. ¡Esta fachada de democracia puede ser abatida de un soplo, si seguís las chácharas de los falsos revolucionarios!

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 Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer (1997), David Foster Wallace

Con su segunda novela, La broma infinita (1996), fue celebrado como uno de los escritores más influyentes de su generación. Cuando el 12 de septiembre de 2008 se subió a una silla y se ahorcó, ya se había convertido en un clásico de la literatura norteamericana.

Tras la publicación de su primera novela, La escoba del sistema (1987), fue profesor de literatura, no muy convencido, durante 10 años en la universidad. Luego escribió cuentos y novelas y realizó reportajes y entrevistas para diferentes revistas. En todos esos trabajos, la agudeza, el sarcasmo y la mordacidad están presentes como herramientas de análisis de la sociedad posmoderna.

Algo supuestamente divertido… es también el título de uno de los ensayos compilados en este libro, en el que Wallace narra su experiencia de una semana en un crucero de lujo por el Caribe. El resto de capítulos, siete en total, fueron publicados en diferentes revistas norteamericanas, y abarcan temas tan variados como las ferias populares de su país, el deporte, la literatura y la televisión.

Periodismo, periodismo narrativo, David Foster Wallace

«El agua del mar corroe los barcos a una velocidad asombrosa: los oxida, exfolia la pintura, saca el barniz, apaga el brillo, cubre los cascos de los barcos de percebes, algas kelp y una mucosidad indefinida marina omnipresente que parece la misma encarnación de la muerte. Vimos algunos horrores verdaderos en el puerto, barcos locales que parecían sumergidos en una mezcla de ácido y mierda, recubiertos de óxido y porquería, devastados por la misma cosa en la que flotaban.
No pasa lo mismo con los barcos de las Megalíneas. No es accidental que sean todos tan blancos y limpios, porque está claro que han de representar el triunfo calvinista del capital y la industria sobre la putrefacción primaria del mar. El Nadir parecía tener un batallón entero de tipos diminutos y nervudos del Tercer Mundo que iban de un lado a otro del barco en monos azul marino buscando deterioros que solventar».

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Periodismo narrativo (2012), Roberto Herrscher

«El periodismo narrativo ha sido siempre una cenicienta sucia y zaparrastrosa sometida a las burlas y menosprecios de sus altivas hermanastras, legitimadas por la sociedad».

Así arranca este libro del periodista argentino que, aunque no es su objetivo, funciona en sus primeros capítulos como una guía sobre cómo trabajar una crónica, un reportaje o una entrevista con las herramientas de la literatura. Es también una declaración de principios sobre el valor del llamado periodismo narrativo o literario y su contribución al conocimiento de la realidad, de las historias cotidianas normalmente no contadas en la prensa tradicional. Y es también, y sobre todo, una magnífica compilación y análisis de las obras y modos de escribir de algunos de los grandes periodistas de este género, pasados y contemporáneos: Rodolfo Walsh, Gay Talese, Ernest Hemingway, George Orwell, Günter Wallraff, García Márquez, Truman Capote o Alma Guillermo Prieto, entre otros. Un libro escrito de forma magistral, para leer, releer e ir a la librería en busca de títulos, imprescindible.

Periodismo, Periodismo narrativo, Roberto Herrscher

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Vidas al límite (2012), Juan José Millás

Se trata de una recopilación de sus mejores reportajes realizados para El País desde 1998 hasta 2012. En ellos, Millás retrata con un enfoque original, en el que a menudo el reportero es protagonista con sus divagaciones y en la interacción con los protagonistas, a personajes famosos como Almodóvar; Maragall; La Mala Rodríguez; Penélope Cruz o Ronaldo. Pero también a ciudadanos desconocidos para el público como el sordo y ciego Daniel Álvarez, las amas de casa María Tapia y Mercedes Grande o Carlos Santos, a quien acompaña en los últimos momentos de su vida, antes de que se suicide.

Millás se mete en una sala de autopsias, entrevista a Ángel Gabilondo y recorre el mercado de La Boquería en busca del sentido de la muerte física. Recorre las calles apocalípticas de Fukushima retratando la vida de algunos supervivientes que aún viven en los límites de la zona de riesgo radioactivo. Viaja a Tokyo, donde se siente como un «marciano» en la civilización del orden y de la obediencia. Un libro tan original que comienza con una historia en la que el autor se plantea de dónde vienen las moscas, cómo aparecen, cómo vive. En Historia de una mosca, Ginés Morata, investigador en el Centro de Biología Molecular del Consejo Superior de Investigaciones Científica, le explicó lo que conocía sobre ellas: «Donde aparezca un cadáver, a los 7 minutos exactos llega una mosca. Después aparece el forense, y a los 12 o 13, la policía. En este orden».

Periodismo, Periodismo narrativo, Juan José Millás

 

«He de irme, me digo, he llegado a mi límite, no soy capaz de reprimir los bostezos, ni de dejar de contar, he contado los botones de la chaqueta del camarero, el número de baldosas del suelo, el número de patas que suman las de todas las sillas de la cafetería… Carlos Santos sólo quería de mí que le ayudara a dar testimonio de su decisión para provocar un debate acerca de la eutanasia. Me sobra material para dar este testimonio, para que se abra, una vez más, la discusión. No quiero verme en este hombre mayor (que va a morir mañana) cada vez que se lleva la taza a los labios, cada vez que recuerda su voluntad de convertirse en extranjero, cada vez que me mira con esa mezcla de desamparo y desafío característica de mi mirada. La solidaridad tiene límites y creo haber alcanzado los míos. Debes protegerte, me digo».

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Recuerdos de un noventón (2004), Domingo José Navarro Pastrana

Esta es la obra más conocida y popular del que fue uno de los tres directores —junto a Antonio López Botas y Antonio Millares Torres— de El Porvenir de Canarias, el segundo periódico que se publicó en Las Palmas de G.C., en 1852. DOn Domingo estudió Medicina y ejerció como médico en su ciudad. Perteneció al claustro de profesores del primer Instituto de Enseñanza Secundaria de Las Palmas de G.C. y fue presidente de El Museo Canario, donde inició la publicación de la revista del mismo nombre. Fue Caballero de la Orden de Isabel la Católica por los servicios que prestó durante la epidemia del cólera de 1851.  Fue también presidente de El Gabinete Literario y Cronista oficial de la ciudad, y publicó varios volúmenes de carácter científico.

Periodismo, Periodismo narrativo, Domingo José Navarro

«A través de la reja se presenciaba diariamente el repugnante espectáculo de la matanza, que no es posible describir con todos sus detalles. El fiero aspecto de los carniceros manchados de sangre, con piernas y brazos desnudos, pesada maza en la mano, cuchillo largo y puntiagudo al cinto y afilada hacha al costado; el rugido lastimoso de las reses al recibir los repetidos golpes sobre el endurecido cráneo; el estridente gruñido de los cerdos arrastrados fuera de sus chiqueros para matarlos; el tenaz ladrido de los ensañados perros que allí concurrían; el arroyo de sangre que a borbotones saliera de la profunda herida que atravesara el corazón de la postrada víctima; las enérgicas y no santas interjecciones de los impacientes marchantes; los desentonados gritos de los mozos de servicio; el chirrido de la polea al colgar la res para descuartizarla; el olor nuseabundo de las entrañas palpitantes arrancadas de sus cavidades; y las llamas y el denso humo del chamusqueo de los cerdos, todo conspiraba a convertir aquella carnicería en un infierno digno de otro Dante».

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Viajes con Heródoto (2004), Ryszard Kapuscinski

¿Qué libro reseñar del narrador a quien todo periodista se quiere parecer? Pues hemos terminado eligiendo dos, después de pensarlo mucho.

Viajes con Heródoto es una de sus últimas obras y, además de hablar de periodismo, es en parte una autobiografía, un libro de historia y de viajes, y un homenaje a quien el polaco reconoce como el primer reportero de la historia.

Este es un libro de varios viajes. Uno es el del maestro polaco desde su Polonia de la Segunda Guerra Mundial y sus primeros pasos en el mundo exterior: India, China, África. Otro el de la trayectoria vital que lo lleva  a convertirse en el periodista empeñado en contar la historia de los personajes sin nombre. El último, el de la historia con mayúsculas, de los grandes acontecimientos que inmortalizó Heródoto y que repasa Kapuscinski con agudeza.

Sin querer dar ninguna clase magistral, Kapuscinski expone algunas de las características que, según él, debe tener un periodista: el aprendizaje continuo; la curiosidad; el respeto por las historias y las personas que la viven; el placer del viaje; el conocimiento del otro, de su lengua, de su cultura. Aunque no lo es solo este libro, toda su obra es una enciclopedia sobre la profesión de obligada lectura.

Periodismo, Periodismo narrativo, Ryszard Kapuscinski

«Nos paramos a pensar en que, desde los tiempos inmemoriales, la riqueza del mundo — desde el sistema de regadío en Mesopotamia, las murallas chinas, las pirámides egipcias y la Acrópolis ateniense hasta las planatacioens de azúcar en Cuba y las de algodón en Luisiana y Arkansas, las minas de carbón de Kolymá y las autopistas alemanas— han sido construidas por esclavos. ¿Y las guerras? Se hicieron durante siglos para capturarlos. Capturarlos, encadenarlos, fustigarlos y violarlos, todo con el fin de sentir la satisfacción de tener en propiedad al ser humano. Era uno de los motivos principales —a menudo su única razón— para desencadenar una guerra; un poderoso resorte que ni siquiera se intentaba ocultar».

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Un día más con vida (2003), Ryszard Kapuscinski

Son los últimos días de lo que fue la Angola colonial y Kapuscinski está allí para narrar la huida de los europeos que dejan atrás toda una vida, sus casas y sus negocios para salvar la vida. El reportero se va al frente para contar, una vez más y a través del ocaso de un ejército casi desarmado, lo absurdo de la guerra.

Periodismo, Periodismo narrativo, Ryszard Kapuscinski

«El comandante Ndozi permanece de pie a la sombra de un mango frondoso. Se seca el rostro empapado de sudor. Ganar una batalla significa también un gran esfuerzo físico. Es como talar un bosque. Llama a un grupo de soldados y les ordena enterrar a los caídos. Los nuestros y los del enemigo pueden ser enterrados juntos: nada tiene importancia después de la muerte. Además, el proverbio dice: enemigos en la tierra, hermanos en el cielo. Pregunta si el vehículo ha llevado a Luanda a los heridos. No lo ha hecho porque el conductor espera el transporte de gasolina. Los heridos, tumbados sobre el camión, gimen suplicando auxilio. En el frente no hay un solo médico. Si la gasolina no llega pronto, la mitad de los heridos morirá desangrada. Luego, envía a un explorador en dirección a los ecos de un tiroteo: que compruebe si se trata de una escaramuza con el enemigo en retirada o si los muchachos disparan al aire celebrando la victoria. Cree que tontamente malgastan unas municiones que ya de por sí escasean. Mañana atacará el enemigo y le entregaremos la ciudad porque no tendremos con qué defenderla».

ANOTHER DAY OF LIFE / UN DÍA MÁS CON VIDA Teaser
La película está basada en el libro homónimo escrito por Ryszard Kapuscinski, un relato de las experiencias del escritor durante la guerra civil de Angola en 1975. La película está dirigida por Raúl de la Fuente y Damian Nenow.

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En próximas entregas seguiremos compilando algunas obras que nos parecen interesantes sobre periodismo hecho aquí y allá. Siguiendo la pista de Domingo J. Navarro, recordaremos también a otros periodistas canarios, hombres y mujeres, y las magníficas publicaciones que se hicieron en estas islas en épocas anteriores.

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  • Revista 7iM

    Comenzamos a tramar esta locura hace un año, animados por un puñado de amigos que nos susurraban al oído que la idea era buena, que el propósito era exagerado pero fascinante, que por lo menos diéramos el paso y que luego ya veríamos; que a veces las aves milenarias se dejan ver.

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