Ruta GR 131

Canary Islands End-To-End

Esta es la historia de un viaje y un libro, Canary Islands End-To-End, de Amalia Márquez. Como casi todos los viajes, este comienza con un descubrimiento, el que hizo su compañero, Manuel Cabezudo, en El Hierro.

En 2011, mientras Manuel realiza una excursión en bicicleta por la isla, se encuentra con un camino señalizado como GR 131, la denominación europea para la gran ruta que atraviesa todas las islas. Una especie de camino de Santiago, con la gran diferencia de que al nuestro le faltan caminantes.

En 2014 nace la idea de explorar toda la ruta, isla a isla, y en 2016 Amalia decide documentar el proyecto fotográficamente. Coge su cámara analógica y se prepara para recorrer la ruta GR-131 junto a Manuel.

El viaje comienza en la isla de La Graciosa, que aunque no está en el recorrido de Canarias marcado por Europa, sí lo está en la cabeza de Amalia. Aprovecha su estancia allí a modo de calentamiento previo al gran viaje. Hace dos días que sabe que está embarazada.

El GR (Gran Recorrido) es una denominación europea para una red de senderos pensada para caminar. Cada una de ellos recibe un número, a Canarias le corresponde el 131 y comienza en realidad en Órzola, Lanzarote. Desde el puerto, el camino está marcado hasta llegar a Playa Blanca y desde allí conecta el resto de las islas por barco.

En Fuerteventura, Amalia prosigue su viaje. Camina y piensa en su otro viaje, el que acabará nueve meses más tarde. Medita sobre cómo dar forma al proyecto fotográfico, en la espectacularidad de las montañas desnudas de la isla, tan alejadas del mar, y que le recuerdan el paisaje de Marruecos, a tiro de piedra.

Cada día camina 30 kilómetros. Está haciendo turismo, pero de otro tipo, del que no se promociona en los folletos de las agencias. Pasa por pueblos que desconocía, lejos de casi todo, parajes que le parecen de otro siglo. Se le ocurre que este podría ser un viaje educativo, un proyecto de innovación pedagógico, en el que chicos y chicas puedan disfrutar de una experiencia diferente descubriendo su paisaje.

La Gran Ruta 131 forma parte de un proyecto más ambicioso. Pretende convertirse en una alternativa a ese turismo de masas al que estamos acostumbrados en las islas.

Es lícito hacer turismo como uno quiera, con pulserita, en crucero, en avión… Amalia no lo discute. Pero en este momento clave en el que se discuten otras opciones de oferta para el visitante, cree que la GR-131 puede ser una de ellas. Está concebida desde el respeto a la naturaleza, la tierra y sus habitantes. Y esto sí que sería novedoso.

Ilusionados con la viabilidad del proyecto, se suma al viaje un equipo de cineastas dirigido por la  canaria Alba González de Molina. Filman el camino y a los caminantes mientras ellos mismos descubren paisajes que en muchos casos permanecen vírgenes para la lente de la cámara.

Al final de cada etapa, todo el equipo se reúne con los vecinos de los pueblos y organizan charlas para explicar el objetivo del proyecto, escuchar sus sugerencias.

La GR 131 puede convertirse también en alternativa económica para esos pueblos alejados de los grandes centros turísticos. No se trata solo de caminar disfrutando de la naturaleza, sino de dinamizar la cultura popular, el arte, la historia y las tradiciones de las poblaciones por donde pasa. Al tiempo que se explica el recorrido a los anfitriones de los futuros senderistas, también se discuten nuevas ideas sobre las posibilidades de un turismo alternativo y responsable.

Europa dotó a los Cabildos de las infraestructuras para la ruta, sin embargo, los caminos están vacíos por la falta de publicidad y el necesario interés. Pero ahora, este proyecto, cuenta con el beneplácito de las autoridades insulares y regionales de Canarias.

El camino también entronca con rutas más conocidas y transitadas, como al llegar a las faldas del Teide. El sendero atraviesa todo el parque nacional y continúa con el ascenso de los 3.718 metros hasta la cima. Quizás sea la parte más dura del camino, un reto para los caminantes más experimentados.

Es el punto de inflexión de la GR 131, desde donde puede divisarse casi todo el archipiélago y que marca el camino hacia La Gomera, La Palma y El Hierro.

Ha sido un viaje extraordinario, un camino duro, intenso y fascinante. Los 28 días de esta aventura terminan en el Mar de las Calmas. Ahora sí, el mar. Amalia lo ha plasmado todo con su cámara analógica en este libro: Canary Islands End-to-End. En breve también podremos explorarlo en el documental de Alba González de Molina.

Amalia sonríe y dice mientras entretiene a su niña en los brazos: «Si yo hice La Ruta GR-131 embarazada, la puede hacer todo el mundo».