Maizal

Nuestro colaborador Himar Reyes Afonso viajó este verano a Serbia para colaborar con la ONG No Name Kitchen en la atención a los refugiados de diferentes países que pretenden alcanzar su paraíso europeo. Maizal es un poema, avance de su crónica La balada de Efram que publicaremos la próxima semana.

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MAIZAL

Poros dilatados, frente mojada.
Lo que abrigaba la noche ahora sofoca.
Sol que aclimata un cuerpo al descubierto.
Silbidos que saludan tras la velada.
Huesos que resuenan cuando entrechocan.
Ojos cerrados, estómago abierto.

Sobras de pan y pepitas de girasol,
aperitivo al Sol para vencer al ayuno.
Mañanas en silencio, horas muertas.
Espera en la fila sin un quitasol.
Respeta la cola para el desayuno.
Dignidad en espera, justicia tuerta.

Cortina de humo para comer de nuevo.
Rutina que a veces devuelve la alegría.
Cafetería al aire, que los males expulse.
Sonrisas de azúcar, pan y huevo.
Cacahuetes, yogur, melón y sandía.
De noche y de día, el té bien dulce.

Tambores de hojalata, orden musical.
Para el desorden traigo ritmo constante.
Restos de arena de las montañas de Oriente.
Vendajes empolvados, dolor cervical,
huesos maltratados y heridas sangrantes.
Las sirenas son mudas. Serbia, hiriente.

Juego de niños en la frontera.
Límites de cristal que hacen sangre.
Perros que vuelan, tortugas de sal.
Fuego para los caballos de madera.
Bienvenida de muros y alambres.
Jornada fallida de vuelta al maizal.

Ropa sin nombre, escoge una talla.
Agua limpia, remedio de saliva.
Perros y gatos, cuchillos y machetes.
Pies descalzos, suelas que hablan.
Planta rocosa en carne viva.
Zapatos nuevos, pan de mollete.

Paseos de aventura sin billete de entrada.
Procura amistades, aquí no hay raíz.
No hay abrazos calientes, no hay besos de miel.
Edificios troceados, mazorcas asadas.
Caricias ausentes con olor a maíz.
Cicatrices sin recuerdo, historias en la piel.

Duermo bajo un techo de nubes.
El pasado está presente.
Estoy de paso, ayer y hoy.
Siseo de hojas, nana que no tuve.
Luces mágicas, colores transparentes.
Estoy de paso… ¡Aquí estoy!


Fotografía de portada por cortesía de No Name Kitchen

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