La Andalucía Film Commission está pensando en Cádiz como escenario para la cuarta entrega de King-Kong.

Como suele ser habitual en estos casos, Cádiz no sería Cádiz sino La Habana o, todo lo más, un barrio de Sevilla.

Sin embargo, esta vez, han surgido diversos movimientos sociales encaminados a que Cádiz se muestre con entidad propia y no al servicio de otra ciudad. A pesar de sus diferencias internas todos estos movimientos han convergido en la mayoritaria AGKK (Asociación por la Gaditanización de King-Kong) y que ha absorbido entre otras asociaciones menores a la SMDG (Somos Más De Godzilla).

En la AGKK colabora un equipo de guionistas sin ánimo de culto que trabaja día y noche por dicho objetivo, ofreciendo propuestas argumentales y que no supongan un remake al uso, sino que aporten una visión nueva y esclarecedora al tema de la bella y la bestia.

A día de hoy la gaditanización de King-Kong está como sigue:

El Faro de las Puercas estaría cubierto por una espesa y misteriosa niebla perenne. Allí residiría originalmente el mono, a la espera de ser descubierto por un desaprensivo. Se supone que, dada la escasa vegetación, llevaría una vida más bien sedentaria y con cierta añoranza por horizontes más espesos.

(La SMDG pretendía acabar aquí la película, sin que King-Kong fuese descubierto, propuesta que finalmente no fue aceptada)

Cierto día, un pescador furtivo desembarca con su cuñada en el Faro. La cuñada debe ser guapa y apetecible para un mono, a ser posible vestida con ropa ceñida y húmeda; el pescador, no.

El mono, a diferencia de las películas anteriores, les suplica que lo saquen de allí y aceptan subirlo en el bote. Éste, realmente pequeño para transportar a un gorila desproporcionado, está a punto de zozobrar. El pescador, que también es cruel, con un golpe certero de remo, aprovecha un vaivén de la barca para arrojar por la borda al gorila y a su cuñada. El gorila, imaginamos que por el remojón, se enamora al instante de la guapa y la monta en su grupa (porque aquí no nos sirve el caballo pero sí el gorila). Se aleja nadando a braza por la bahía.

Cuando el público crea que la cosa se tranquiliza, irrumpe de las aguas una Caballadonte hambrienta (la antepasada de la caballa pero dos veces más grande que la del Entierro y más agresiva). El gorila lucha desesperado, manteniendo a la guapa en vilo con un brazo en alto y golpeando con el otro a la Caballodonte. Desde el baluarte de la Alameda parecería un gorila haciendo natación sincronizada.

Al final, el mono, en un alarde caletero, le fractura a la Caballadonte la espina a la altura de la cabeza y la desangra.

Más tarde habría que perseguir al mono por las calles de Cádiz sin que necesariamente tengan que venir corredores de fuera. (Aquí surge una gran polémica entre guionistas sobre si el gorila embolao es tradición o barbarie. Se aprueba barbarie por unanimidad por lo que no entendemos la polémica)

El gorila corre porque tiene miedo y ha visto las tres películas anteriores. Pero los gaditanos no lo perseguirían con malas ideas sino admirados como hicimos aquella vez con Tkachenko por el arco de Garaicochea. (A propuesta del SMDG se aprueba que si alguna vez Cádiz tiene metro, una de las estaciones se denomine Tkachenko-Garaicochea).

El mono, que todavía no entiende de solidaridad e integración ciudadana, cree que todo el mundo es igual que el pescador, y huye trepando como un poseso por el skyline gaditano, esto es: Torre Tavira, Torre Poniente, Chimenea de Tabacalera, Torreón de Puerta Tierra, Pirulí … (la Andalucía Film no se podrá quejar de ausencia de altas torres). Incluso podría intentar uno de los Quecos aunque luego lo desechase por un calambrazo. (La SMDG propone la destrucción del Queco por el gorila con la música de fondo de Así hablaba Zaratustra)

Por no extendernos mucho y dejar alguna sorpresa argumental diremos que, al final, los gaditanos no abaten al gorila sino que lo adoptan. Además, le hacen socio honorífico de todas las asociaciones y agrupaciones de Cádiz.

El gorila, agradecido, las noches de luna llena se sube al segundo puente y toca sus tirantes a modo de arpa. La música del gorila se esparce por la ciudad y se suma a la lista de conciertos veraniegos.

La última frase de la película la pronuncia la guapa. Dice así:

-…Y digo yo, si King Kong sabe música, no será tan bestia, ¿no?

En fin, habrá que rematar cosillas, pero por dedicación y amor que no nos falte. Los de la AGKK estamos en ello.


Artículo de Pepe Mestro publicado el 22 de julio, 2016, por cortesía de EL TERCER PUENTE

EL TERCER PUENTE

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