Elio Quiroga, con los que sueñan

Elio Quiroga (Las Palmas de Gran Canaria, 1965) lo único que le daba miedo en su infancia era un inesperado viaje astral que lo alejara de su cuerpo y su familia. Con ese miedo, mientras veía Historias para no dormir y escuchaba programas de misterio junto a su madre, empezó a trastear imágenes y escenas con una cámara de 16mm. De adolescente se entretuvo haciendo algunos cortos con sus amigos y así, grabando cada vez más y mejor, le tocó hacer un viaje casi aún más temerario que esos astrales a los que tanto temía de niño. Un viaje que no le separó de su cuerpo, pero que le iba a alejar de la vida esperada para un estudiante de Ingeniería Informática.

Elio Quiroga. Ilustración de Dani Sanz
Elio Quiroga. Illustration by Dani Sanz

“Amo Fotos… es enfermiza, sexy y divertida”. Estas palabras bastaron para que con su primer largometraje, Fotos (1996), Quiroga tuviera claro que el viaje ya había empezado. Las pronunció Quentin Tarantino en el Festival de Sitges de 1996. Allí premiaron su debut con el galardón de mejor guión y una mención especial del jurado. Pero fueron las palabras de Tarantino, el mismo director que en apenas dos años con Reservoir Dogs (1992) y Pulp Fiction (1994) le había dado a todos los nuevos directores, incluido Elio Quiroga, motivos para creer que algo diferente pasaba en la industria del cine, las que más influyeron en hacer de esa película y de Quiroga un punto y aparte en el cine fantástico español.

Antes de Fotos, Elio Quiroga ya había dado muestras de que lo suyo no era una vocación artística de un solo camino. Ni los premios algo desconocido. Apenas con 25 años publicó el poemario Mar de Hombres (1990), mención especial del Certamen de Poesía de 1990 del Gobierno de Canarias, a los que siguieron otros dos libros de poemas. A la vez, se daba a conocer como video-creador, también premiado en el Festival de video de su ciudad, y como músico, miembro, entre otros, del grupo DUE centrado en la electrónica experimental, que dejaron entre sus propuestas una versión tecno pop de La Internacional. Pero a Elio Quiroga la creación en grupo le limitaba, así que se inventó el pseudónimo de Miasma y dio luz a proyectos musicales individuales con alguna repercusión como la que logró con el tema Barco de Sangre promocionada en Radio 3.

Tras esa efervescencia creativa, Elio Quiroga se detiene. Deja pasar el tiempo, casi una década, antes de volver a hacer sonar su nombre. Y lo hizo, como la primera vez, apuntando a lo más alto. Con el corto El último minutero (2004) coloca una historia de fotógrafos de calles y pueblos entre los seleccionados para los Goyas como mejor corto documental. Será un aviso de lo que iba a llegar. Una nueva etapa de creatividad disparada y, otra vez, mucho más allá de la dirección cinematográfica. Otro corto, este de animación y basado en una obra de Stephen KingHome delivery (2004)le lleva a más de 150 festivales que lo eligen para su sección oficial sumando varios premios y menciones. Trabaja como productor y guionista junto a Calparsoro antes de entregar, once años después de Fotos, su segundo largometraje La Hora Fría (2007) y apenas dos años después, NO-DO (2009)ambos inmersos en mundos de misterio, aunque a través de historias totalmente alejadas. De los zombis de la primera, al mundo de fantasmas y religión de la segunda.

«Creo que los que hemos tenido una infancia feliz hacemos películas de terror para hacer sufrir al prójimo»

Elio Quiroga confiesa que, aunque trabaja en películas de terror y fantásticas, nunca ha tenido miedo a los fantasmas ni a otros seres misteriosos propios de sus obras. Además ha demostrado que tampoco se asusta ante terrores más reales y comunes para los creadores, como un folio en blanco. En 2012 publica su primera novela El Despertar (2012), que abre una etapa en la que entrega cuatro nuevas obras literarias en apenas tres años, entre ellas una novela ilustrada Illworld (2015) y la cuarta Los que sueñan (2015) con la que gana el premio Minotauro de 2015. Una reflexión entre el terror y la ciencia ficción sobre los límites del yo y de las nuevas tecnologías le llevan a alzarse con el reconocido premio.

«Esto soy yo, pero si me haces una copia ya no soy yo». «Dante es un dios que no quiere serlo»

Música de Sol Rezza

A sus múltiples facetas artísticas hay que sumar un marcado ideario político del que nunca ha rehusado. En su blog son continuos los artículos de contenido económico y político en los que denuncia los efectos de la crisis y los males del neoliberalismo imperante. Aunque actualmente se haya alejado de la primera línea en la que estuvo con la aparición del movimiento 15M, se emociona cuando encuentra artistas capaces de denunciar esta situación en sus obras. Y en ese camino, otro autor canario, Alexis Ravelo, es su más reciente acompañante. Aplaude su capacidad para denunciar lo que ya no denuncia el periodismo y quizás, por eso, se muestra tan ilusionado con el trabajo que realiza para adaptar al cine La estrategia del pequinés (2013)la premiada novela de Ravelo.

«Me gustaría contar esta ciudad como otros cuentan Nueva York »

Su último largometraje es un documental de cine, sobre uno de sus pioneros. Pero The Mistery of the King of Kinema (2014) es también, de alguna forma, una historia sobre fantasmas. El de alguien que alcanzó la cima pero que no tiene recuerdo. Un hombre olvidado, a pesar de que fue la primera estrella del celuloide. Max Linder existió, fue el más grande, marcó una época y un estilo, pero nadie lo conoce. Un ser olvidado al que Elio Quiroga, a través de esta obra, devuelve, un siglo después, al mundo real.

«Max Linder fue la primera estrella del cine, hoy está completamente olvidado»

Entre libros, cine y música, a Elio Quiroga no le podía faltar una incursión por la industria que mayor crece en estos momentos, la de los videojuegos. Y en ese continuo citius, altius, fortius que impregna a su camino artístico, Quiroga tambien dejó su marca. Fue el creador del primer juego comercial hecho desde las Islas Canarias, Free Wheel (2002), y desde su productora creó el programa Stilgar para el desarrollo de videojuegos que cedió a la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Una app basada en un juego de mesa es su última aportación a esta industria. «Todo es contar una historia», les dice a aquellos que se acercan a sus clases dentro del curso universitario de Experto en Diseño y Programación de Videojuegos en el que participa.

Terminamos la entrevista y mientras nosotros nos quedamos allí, junto al mar, en el restaurante La Marinera, Elio se aleja, y lo imaginamos ya inmerso en sus novelas, guiones, rodando, escribiendo poesía o diseñando videojuegos, trabajando para y con los que sueñan.

 

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