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7 Islands Magazine

Comenzamos a tramar esta locura hace casi un año, animados por un puñado de amigos que nos susurraban al oído que la idea era buena, que el propósito era exagerado pero fascinante, que, por lo menos, diéramos el paso y que luego ya veríamos; que a veces las aves milenarias se dejan ver.

Y nos pusimos a recordar, a observar a nuestro alrededor, a escuchar, a preguntar a nuestros mayores y a un niño que decía: «Mira, qué luna tan bonita». Conversamos con amigos y familiares, también con gente que desconocíamos y que se sumó al proyecto, delante de las cámaras y los micrófonos los más valientes, detrás y tecleando en el ordenador los advenedizos, con los ojos saltones.

Nuestro objetivo, igual de simple que ambicioso: miren, lean, escuchen. Aquí, desde este puñado de islas en medio del océano, les queremos contar que hay un montón de personas que flota en su trocito de tierra y hace cosas interesantes, como en muchos otros sitios. Muchos que se fueron, recorrieron el mundo. Otros que vinieron, se quedaron.

Nuestros antepasados vieron pasar barcos piratas y ballenas asesinas, conquistadores y reyes destronados. Aquí la tierra se abre de par en par para escupir fuego, dejar momias al descubierto, ocultar fugitivos. Gente de todas partes del mundo pasó y sigue pasando y quedándose, mezclando creencias, acentos, formas de contemplar el mar. Las lámparas se encienden como en cualquier lugar del mundo y un puñado de locos se pone a escribir sobre un crimen, sobre Hércules, las Siemprevivas, o sobre nuestros vecinos. Un niño inglés puso un día a funcionar una cámara de cine encuadrando a aparceros y plataneras y desde entonces la cámara no ha parado. Otros, no menos locos, se ponen a escarbar cada día para sacar lo mejor de la tierra, observan el universo desde una cima o a través de un microscopio. Y otros inventan, se empeñan en vivir del sol y del viento. Todos nos metemos en el mar y nos creemos islas por un rato, temiendo el frío que nunca llega del todo, luchando para que siga siendo así, recordando o soñando con los que se fueron a América, los que vinieron de África, de Europa, de la India.

Un día nos paramos a contemplarnos y nos dijimos: qué sinvergüenzas, qué buscavidas, qué raros y graciosos, qué contradictorios y solidarios. Y este paisaje, todo miseria y belleza a partes iguales en algunos sitios y a partes desiguales en otros. Estas islas han sobrevivido a la historia y a las olas, que no han conseguido que dejemos de transformarnos, las mujeres en hombres y viceversa, los pobres en ricos por un rato, los recién nacidos en bailarines habilidosos, los tímidos en camaleones ingeniosos, en definitiva: los unos en los otros, que es lo que mejor nos sale en esta tierra. Por eso decidimos aventurarnos y transformarnos en contadores de historias, las de aquí y las de más allá, que también son parte de nosotros. Porque en todos lados, aún en los lugares más remotos, si uno se fija bien, con paciencia y curiosidad, pueden aparecer aves milenarias que se dejen ver.

Bienvenidos a 7iM Periodismo Ultraperiférico.

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